Por fin llegué al sitio, donde se vislumbraba una cola de personas bastante larga. No se, pero calculé que podía llevarme allí dos horas o más. Con puntualidad británica, aquello empezó a moverse a la vez que se escucharon algunos vítores desde las primeras posiciones. Todo hacía presagiar que el momento estaba apunto de llegar. Unas conversaciones espontáneas y agradables con compañeros de espera, unos pasitos avanzando cada vez más hacia la puerta, la noche que se echaba encima nuestra de manera implacable...De repente, allí estaba. Delante de ellos, a pocos metros. Yo te hago la foto a ti y tu me la haces a mi, ¿vale?. ¡Dios!¡La cámara no me va!...Me toca. Avanzo titubeando con seguridad, o seguramente titubeando, como prefiráis. Y, de repente, ya es demasiado tarde: tres apretones de manos a la historia de la música rock en España. De esta forma, he conocido al setenta y cinco por ciento de Héroes del Silencio y he recibido sus autógrafos: agradable Pedro Andreu, cercano Joaqu
Opiniones y mucha música. Ábrete de Orejas: Las trataremos con cariño