Julio de la Rosa participó en el décimo aniversario del Nocturama sevillano, dejando totalmente claro que es un animal escénico, que atraviesa con sus letras cotidianas pero afiladas y que despliega un abanico sonoro aparentemente difícil de poner en práctica en directo. Pero, él lo consigue. El asunto estaba complicado de levantar y ponerlo en pie. Tras una soporífera y mal enlazada actuación del grupo precedente, la noche pintaba en bastos y tan sólo me quedaban ganas de irme a dormir a casa. El Nocturama no me podía defraudar tanto, no puede ser. Y menos en su décimo aniversario. Pero, no. Yo había ido allí a ver un concierto y eso es lo que quería hacer, así que me agarré los machos y aguanté como un jabato las innumerables (a la vez que insípidas) canciones del grupo que abrió la velada. Mereció la pena. Como si de un mago se tratara, Julio de la Rosa se sacó de la chistera una actuación potente y espectacular. Acompañado de su banda, el sonido eléctrico, a veces des
Opiniones y mucha música. Ábrete de Orejas: Las trataremos con cariño