Hace unos días Bunbury comentó, en una rueda de prensa, que iba a dar algo más de protagonismo a las canciones de Héroes del Silencio en su próxima gira. Una noticia que ha desatado la alegría de muchos y el enfado de otros tantos. ¿Por qué?
Fue mucha la sensación de tristeza sufrida por los seguidores cuando Héroes del Silencio dijeron adiós en 1996 y se abría un período de incertidumbre y desasosiego que culminó parcialmente al año siguiente, cuando Bunbury publicó su Radical sonora, primer álbum en solitario. Lo que ya venía siendo un ramillete continuo de acusaciones hacia él por ser el teórico causante de la separación del grupo, se alimentó aún más por el resentimiento creado a través de un álbum que a los expectantes seguidores, que deseaban más rock entre sus surcos, defraudó amargamente por un excesivo acercamiento a la electrónica. Pero, ¿esto qué es? Una especie de sacrilegio al legado de los Héroes que pretendía tener aires de grandeza, las que iban a ser coartadas por estos seguidores acérrimos que no estaban dispuestos a perdonar tal osadía a Bunbury.
Pero, lo "peor" estaba aún por llegar. Reconozco que, a este humilde redactor, le atravesó el cuerpo un escalofrío cuando escuché El extranjero y su ritmo base casi de verbena. Imaginaos cómo podían sentirse los fanáticos del Silencio ante esta "desfachatez". Fue la cruz definitiva y el olvido a una de las figuras sin cuya presencia no hubiera nacido el mito de Héroes del Silencio.
Justo en ese instante, estábamos ante un hecho espectacular. La crisálida estaba en plena metamorfosis y la búsqueda continuaba, dando en el centro de la diana de muchos otros seguidores que se fueron subiendo a un carro imparable iniciado con Pequeño (1999) y que llega hasta Palosanto (2013), testigos la que sería la transformación de un Enrique Bunbury hacia el lado más humano, cercano y con letras totalmente comprensibles. Yo era uno de los seguidores de la leyenda que se transformó junto a él y aún admiro su capacidad de cambio e investigación musical, y como yo hay mucha gente más.
Tanta, que no hace falta que todas aquellas personas que se sientan dolidas porque, precisamente, el carismático frontman de la mítica banda zaragozana haya decidido utilizar canciones suyas (está en su pleno derecho) para adaptarlas al nuevo sentido musical que tienen sus giras, se rasguen las vestiduras y veten al maño por doquier. A la vista está. A lo largo de todos estos años (y doy personalmente fe de ello), los conciertos de Bunbury se han ido convirtiendo en eventos que cada vez congrega a un mayor número de almas que van a disfrutar de su evolución. Imaginaos, pues, cómo nos sentiremos cuándo escuchemos más canciones de los Héroes dentro del repertorio, mezclando nostalgia del pasado y sensación de bienestar por el presente.
Y, a quién no le guste, que no mire ni escuche. Aprovechad que tenéis ese derecho innegable a elegir y dejar elegir, además de opinar. Por eso, os animo a dejar vuestros comentarios a este respecto y compartid por las redes a ver qué se cuece.
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