El piano es un instrumento capaz de crear atmósferas íntimas, agobiantes, etéreas y efímeras durante el período de tiempo que dura una canción. Nico Casal consigue todo esto mediante el discurrir de los siete temas que componen su álbum debut Alone (Point of Departure/PIAS). Un conjunto de sentimientos personales reflejados en un pentagrama sobre el que cabalgan los dedos del compositor.
Desde la soledad de su apartamento londinense, Nico ha creado esta banda sonora de su vida tras el éxito alcanzado con la banda sonora de la película Stuttered (ganadora de un Oscar) y en la que canaliza todo lo que está pasando en su interior. Durante la reproducción de Alone, el oyente puede comprobar si el título del tema que está escuchando en ese instante refleja su estado anímico actual. Es una prueba de empatía entre obra y público. Piezas cortas pero intensas, donde piano y cuerdas son suficientes para envolvernos, con luces y sombras, con altibajos. En definitiva, como nosotros mismos.
En algunos casos, las melodías creadas por este autor gallego podrían recordarnos vagamente a los ambientes repetitivos de Philip Glass, como en "It's fine, but it hurts". Pero, en regla general, las composiciones del álbum comprenden una antología de melodías íntimas, algunas más que otras como "Things I wasn't brave enough to say", que llevan al oyente a un viaje ciertamente interior.
En ocasiones, cuenta con el apoyo del dramatismo que otorga el violonchelo. "Ok, I'm lost" hace un buen dibujo del título de la canción y la apertura del álbum con "Ready to talk" es ciertamente introductoria de esta especie de banda sonora con la que podemos terminar el día, mientras la escuchamos reposadamente. En definitiva, Nico Casal establece una unión entre instrumento y alma, la suya propia y las nuestras.
En ocasiones, cuenta con el apoyo del dramatismo que otorga el violonchelo. "Ok, I'm lost" hace un buen dibujo del título de la canción y la apertura del álbum con "Ready to talk" es ciertamente introductoria de esta especie de banda sonora con la que podemos terminar el día, mientras la escuchamos reposadamente. En definitiva, Nico Casal establece una unión entre instrumento y alma, la suya propia y las nuestras.
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