Bonita forma de iniciar un disco con el tema " A perfect miracle", melodía optimista que ocupa todo el fondo a modo de banda sonora de un día en la gran ciudad. Así se inicia And Nothing Hurt (Bella Union/PIAS), el nuevo álbum de Spiritualized. Esa es la actitud que se destila por todo este trabajo, el hecho de que no hay nada que provoque daño y por ello la música acompaña de una manera brillante para obtener un resultado bien elaborado.
Ese es sólo el principio. Si avanzamos, "I'm your man" ofrece la faceta vintage de la formación, con unos vientos predominantes en el estribillo que da mucho groove blues al tema. "Here it comes (the road) Let's go" da un paso más cercano al sonido folk, de ritmo suave y acaramelado, como si la botella de whisky estuviera apunto de vaciarse con el chupito para la última cerveza. Hacen honor a uno de los calificativos que se da al estilo de la banda: rock espacial. Con veintiocho años de existencia y siete álbumes antes que éste, Spiritualized pueden hacer lo que les venga en gana, según sus percepciones. Los británicos quizás han abrazado más dream pop en estas nuevas composiciones, puesto de manifiesto en "Let's dance", con el juego de voces característico de los noventa, suaves conjunciones que a ratos se tornan shoegaze y nos trae a la memoria otras referencias notorias de la época.
Como se puede escuchar, el optimismo rezuma por los cuatro costados de este trabajo, impregnando las canciones de la forma que saben hacer las melodías dulzonas y medios tiempos eternos.
"On the sunshine" rompe un poco la estructura, con sonido algo más sucio (a lo mejor algún oyente avezado podría encontrar alguna referencia al sonido Madchester de alguna banda...¿puede ser?). Pero, indudablemente, es un ejercicio de variedad para Spiritualized, arriesgando al meter un corte de melodía repetitiva pero efectiva, con final in crescendo y psicodélico.
Giremos la cabeza hacia la melancolía con "Damaged", quizá el tema más baladón del disco con unas estrofas musicales de gran calado orquestal que dan un aire dramático, más aún si cabe, a la triste guitarra llorosa de fondo. El ambiente lo crean, desde luego. A lo mejor, aquí el optimismo se fue de paseo por unos minutos, pero bienvenido sea el drama para obtener esta pieza más que interesante. Tras el descanso, nueva vuelta de tuerca a la psicodelia instrumental con el tema más extenso del álbum. "The morning after" podría representar tranquilamente la resaca mañanera con la que te levantas después de una noche poderosa, sea por el motivo que sea, pero "que te quiten lo bailao". Perfecta para escuchar mientras te preparas el desayuno, esta canción se puede cantar en modo karaoke usando cepillo de dientes, secador o lo que se tenga a mano. Vitamínica canción para iniciar la jornada, donde el ritmo machacón se transforma en una debacle sónica propia de una cabeza en colapso. Necesaria.
Bajando revoluciones, "The prize" vuelve a darnos las voces acarameladas de Jason Pierce al frente, junto a Kate Radley que imprime dulzura en los coros. Y, para finalizar este redondo trabajo de oníricas sensaciones, "Sail on through" pone punto y final como auténtica canción de despedida, con la tristeza del que sabe que termina el show y ahora sólo queda saber cuándo nos volveremos a ver. Quizás navegando a través de los propios sueños de una banda que con And Nothing Hurt han dejado claro que siguen muy en activo y con unas ambientaciones musicales que prometen un directo intenso, para disfrutarlo.
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