Las imágenes inconexas adquieren un pleno sentido, casi real, dentro del imaginario creado por los sueños. Situaciones que cobran total entidad, a pesar de saber que no pueden ser, y son capaces de despertar en uno mismo sensaciones, esas con las que vuelves a la realidad y a veces permanecen en tu cabeza. Así se me antojan las composiciones de Marina Herlop en su nuevo álbum Babasha (Aloud Music, 2018).
Desde una esfera totalmente onírica, casi extraterrestre, las musas emplean un idioma que sólo ellas son capaces de comprender y traducir (si así lo desean) y que forman un todo junto con la instrumentación de rasgos contemporáneos. y, aunque no entendamos el idioma, si somos capaces de comprender lo que se quiere transmitir, y ese es el magnífico trabajo realizado por Marina. Notas y acordes, aparentemente inconexos, que toman plena forma y consistencia.
En determinadas ocasiones, se recurre al tópico de que la música puede expresar emociones imposibles de canalizar de otro modo. La artista barcelonesa descansa sobre una base de piano clásico para hilvanar melodías espontáneas que, a su vez, sirven de soporte a las palabras, sí, aunque sean inventadas. Como resultado, Marina Herlop ofrece un compendio de ocho temas, comenzando por "Odessa" y "Bus II" que establecen el punto de inicio del viaje existencial, a caballo entre el clasicismo, contemporaneidad y toques de jazz, si se me permite.
Como ya sabréis, quiénes alguna vez habéis leído reseñas en este blog, las palabras que aparecen en los textos son fruto de una profunda inmersión en el disco. Es necesario escuchar varias veces un trabajo discográfico para poder emitir un juicio equilibrado, desde mi punto de vista, y es por ello que muchas veces es una auténtico alumbramiento. En esta ocasión, creo que es la primera oportunidad que tengo de poder comentar una obra musical de características tan especiales y requería de un tiempo igual de especial. "Naga" es la pieza que ofrece al piano por excelencia, delicadas notas y poderosos acordes. A su vez, sirve de prolegómeno a "Kush", inquietante combinación vocal junto a otro tipo de teclados sintetizados, la novedad de este disco. "Nodnol" y "Fledra" continúan con un estilo neoclasicista , mientras "Dynd" es quizá la más expresionista, para culminar con "Geble", probablemente la pieza más clásica de todo el álbum, completando esta selección.
Haciéndome eco de lo que su nueva casa discográfica, Aloud Music, menciona sobre la artista, "Marina no quiere reflejar o explicar nada en la música, sino únicamente imprimir su criterio estético. Así, deja para el oyente la tarea de encontrar referencias extra-musicales, si así lo desea quien escucha. No obstante, el álbum simboliza de manera inevitable una compilación del espectro emocional por el que ha estado resbalando a lo largo de los últimos tres años, en constante persecución de una realización musical".
Ahora, os toca a vosotr@s escuchar.
Haciéndome eco de lo que su nueva casa discográfica, Aloud Music, menciona sobre la artista, "Marina no quiere reflejar o explicar nada en la música, sino únicamente imprimir su criterio estético. Así, deja para el oyente la tarea de encontrar referencias extra-musicales, si así lo desea quien escucha. No obstante, el álbum simboliza de manera inevitable una compilación del espectro emocional por el que ha estado resbalando a lo largo de los últimos tres años, en constante persecución de una realización musical".
Ahora, os toca a vosotr@s escuchar.
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