Hace ya un tiempo que intenté concertar una entrevista con Mónica Ordóñez (M80 Radio), sin éxito. Mi cometido era obtener las declaraciones de primera mano de aquellas personas que se pasan la vida preguntando a los demás, por aquello de entrevistar a la entrevistadora y saber qué opina de muchas de las cosas que pasan a su alrededor en el mundo de la música.
Siempre me ha apasionado el mundo de la radio musical y me hubiera gustado haber podido ser conductor de programas musicales en emisoras de radio como las que escuchaba. Tan sólo me tuve que conformar con mi primera experiencia en la emisora del instituto y, muchísimos años más tarde, mis pinitos con un programa propio en una emisora libre de la localidad (cuyos podcasts aún están disponibles para su escucha aquí). Y esa inquietud también se la trasladé a mi protagonista y he de decir que, aunque no tuve entrevista, si pude disfrutar de unos minutos de conversación telefónica con ella que le agradeceré infinito.
Como ya he podido demostrar en más de una ocasión, siento admiración y respeto por los profesionales de la radio que son capaces de ponerse delante del micro durante horas para presentar temas, efemérides, historias y demás cuestiones relacionadas con el mundo de la música, hecho por el que me encuentro aquí. Dado que M80 es una de esas emisoras a las que, por circunstancias, he seguido en diferentes etapas de mi vida, debo destacar la labor de Mónica Ordóñez como locutora y elaboradora de contenidos.
Quizás en un futuro pueda tener la oportunidad de poder hablar con ella de nuevo, de una manera informal, a modo de entrevista cómoda, para poder preguntarle muchas cosas, inquietudes. Pero, por encima de todo, me vería en la obligación de preguntarle algo que me perturba desde hace tiempo y que estoy viendo que ha ido extendiéndose a otras estaciones de radio.
¿Por qué se altera la longitud de las canciones en las emisiones en directo? Es decir, estás tan tranquilo escuchando alguna canción y, como te la sabes de memoria, te descubres a ti mismo desacompasado porque estás tarareando una parte de la canción que ha sido deliberadamente cortada o, peor aún, ¡ampliada!. Me recuerda a los tiempos de los Max Mix...cuando todos pretendíamos ser maestros de las mezclas sin que se notasen (todo un fiasco, claro). Ahora, gracias a los sofisticados mecanismos que se poseen para ajustar digitalmente la longitud de las canciones, se cometen estos atropellos.
Ya no sólo siento "odio cuando el dj asesino me jode la canción" (como decía Carlos Goñi), sino que ahora me joden la canción por corta o por larga...Es la leche! Y no culpo sólo a M80, sino que en este saco también caen otras emisoras y eso me defrauda enormemente. Las canciones están hechas para ser escuchadas al completo, te gusten o no, y precisamente reside en la pericia del leader program para ajustar los contenidos de tal manera que no haya que toquetear la duración de los temas para que se adecuen a los tiempos entre pausas, anuncios, noticias. Y lo más triste es que a veces estos recortes y/o ampliaciones, y hasta alteraciones de las canciones, son por nada. No se, me desconcierta.
Hay tantos ejemplos de canciones masacradas que os aburriría, pero sí quiero dejar un ejemplo que, a mi personalmente, me sangra hasta la inconsciencia: el atropello realizado con Shout de Tears for Fear. ¡Venga ya! Yo no se a los demás pero, para alguien como yo que esta canción es como el sumum del desfogue, me entristece ver como sus maravillosos 6 minutos y 33 segundos se ven reducidos a la mitad.
Por eso, si alguna vez tengo la oportunidad de hablar con Mónica Ordoñez, entre otras cosas, le preguntaré por esto. A lo mejor, si lee esta entrada, quizás después ya no quiera hablar conmigo.
Hay tantos ejemplos de canciones masacradas que os aburriría, pero sí quiero dejar un ejemplo que, a mi personalmente, me sangra hasta la inconsciencia: el atropello realizado con Shout de Tears for Fear. ¡Venga ya! Yo no se a los demás pero, para alguien como yo que esta canción es como el sumum del desfogue, me entristece ver como sus maravillosos 6 minutos y 33 segundos se ven reducidos a la mitad.
Por eso, si alguna vez tengo la oportunidad de hablar con Mónica Ordoñez, entre otras cosas, le preguntaré por esto. A lo mejor, si lee esta entrada, quizás después ya no quiera hablar conmigo.
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