A comienzos del presente año 2016, se daban las primeras pinceladas de lo que prometía ser la XIX edición del Festival Territorios a celebrar en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla. Desde entonces, diferentes comunicaciones iban indicando las incorporaciones nuevas al cartel, hasta llegar a cerrarlo definitivamente unas semanas antes de su realización. Nadie suponía que se acercaba la tragedia.
No es nada nuevo escuchar cómo los festivales, y eventos culturales en general, no cuentan con un apoyo entusiasta ni equilibrado por parte de las instituciones encargadas de fomentar estas expresiones de corte artístico. Los recortes tan ampliamente acometidos por gobiernos nacional, autonómico y locales, el incremento al IVA cultural, la escasez de recursos de apoyo... todo ello, metido en una coctelera, nos da como resultado un panorama más que negro que afecta directamente a aquellos macroeventos que posean dificultades de liquidez y sponsors externos. Ya sabéis: hay que apoyar todo aquello que reporte beneficios de manera segura, una vuelta a lo casposo. A tan sólo un mes de la ejecución del Territorios, la organización anunciaba haber alcanzado una cifra de venta de abonos y entradas muy inferior al alcanzado en fechas similares en ediciones pasadas. Esto auguraba algo raro.
El movimiento entre los festivaleros para esta edición estaba siendo mucho menor del esperado (o deseado) y esto estaba dejando un poco en cuadros la situación financiera de la empresa. Con toda probabilidad, las gestiones realizadas con las entidades locales pertinentes habrán sido intensas, pero infructuosas. Hace falta una gran inyección de liquidez para afrontar unos gastos más que considerables para poder otorgar al festival de una entidad que no se vea deslucida por la escasez de público. Pero no puede ser.
La gran pregunta que me hago es ¿por qué en esta edición el número de asistentes sería menor? No dispongo de datos analíticos suficientes, pero tengo el pálpito que el descenso en publico viene ya de lejos, aunque en ediciones anteriores quedaba maquillado aún por una asistencia amplia y unos carteles de categoría. Pero, sin ánimo de ser crítico, las propuestas musicales plasmadas en el cartel de este año eran algo pobres, por comparación. Si echamos un ojo a otros eventos musicales de menor tradición o pretensiones, vemos que pueden dar sombra al Territorios, y eso no debería de ser así. Si la "criatura" ha crecido a base de buenos "bocatas", tendrá hambre si le dejas sin ellos.
Cuando observo el contenido de la "parrilla" del Territorios, la conclusión a la que llego de un simple vistazo es que estamos ante un festival totalmente alternativo, y eso estaría muy bien, si no hubiera habido cierto grado de evolución en el festival que ha hecho poder tener como asistentes a artistas internacionales de la talla de Tricky, Iggy & the Stooges, The Human League, Echo and the bunnymen, Violent Femmes, Mogwai, Rinocerose... a lo largo de estas últimas ediciones ya celebradas en el maravilloso entorno del CAAC. En cuanto a lo nacional, no desmerece en absoluto por ejemplo con la reaparición de Los Enemigos, Amaral, Loquillo, O'Funkillo, SFDK, Manel, y un largo etcétera. ¿Y ahora?
La XIX edición del Territorios parecía más organizada por sellos independientes que por una organización de tan largo recorrido y batallas libradas. Pero, ellos no tienen la culpa (¿o si?). El caso es que, una vez más, la culpa la tienen, o se echa, a las cuestiones económicas y falta de apoyo por parte de quiénes tienen capacidad suficiente de haber podido mover la balanza hacia el lado de la música... y no ha sido así. La falta de liquidez del potencial público asistente ha hecho que no tengan más remedio que reservar la "pasta" para eventos más jugosos, bien a nivel local o bien con viaje vacacional incluido. Eso es así.
Por tanto, no me alegro para nada de esta defunción, porque nunca es una buena noticia que la cultura sufra las inclemencias políticas. Es probable que organización y resto de entidades participantes se tengan que replantear una estrategia a seguir para poder volver a resucitar el festival el año que viene. Las cosas deben evolucionar y hay que estudiar qué es lo que el público exige recibir para dárselo con añadidos. Eso que todos deseamos tener: un festival en mayúsculas.
Luego, también podremos hablar de los modos. Soy consciente de lo que ocurre cuando la situación es límite. Intentas aguantar hasta el último momento, a ver si llega el "salvador" que sea capaz de decir: "All right! No ha problema que para eso pongo la pasta o los medios para que el festival se celebre", y no ha sido el caso. Pero, no es nada sano cancelar el festival a tan sólo dos días de su inauguración. Posibles problemas de organización para los visitantes que ya hubieran planeado su estancia en Sevilla unidos a, como no, otra "víctima" de la situación como es el propio Centro Andaluz de Arte Contemporáneo que reservó esas fechas para el evento y tuvo que declinar otras posibilidades en pos del Territorios. Se quedó con el "culo al aire", y eso tampoco debería ser así.
En definitiva, una actuación deficiente por parte de la organización, pero eso no quita que desde aquí ofrezca toda mi solidaridad con un proyecto que no debe desaparecer. Las cosas que desaparecen, permanecen al final en el olvido, y no hay que olvidar que el Territorios es el gran festival de Sevilla y debe alcanzar su grandeza.
No es nada nuevo escuchar cómo los festivales, y eventos culturales en general, no cuentan con un apoyo entusiasta ni equilibrado por parte de las instituciones encargadas de fomentar estas expresiones de corte artístico. Los recortes tan ampliamente acometidos por gobiernos nacional, autonómico y locales, el incremento al IVA cultural, la escasez de recursos de apoyo... todo ello, metido en una coctelera, nos da como resultado un panorama más que negro que afecta directamente a aquellos macroeventos que posean dificultades de liquidez y sponsors externos. Ya sabéis: hay que apoyar todo aquello que reporte beneficios de manera segura, una vuelta a lo casposo. A tan sólo un mes de la ejecución del Territorios, la organización anunciaba haber alcanzado una cifra de venta de abonos y entradas muy inferior al alcanzado en fechas similares en ediciones pasadas. Esto auguraba algo raro.
El movimiento entre los festivaleros para esta edición estaba siendo mucho menor del esperado (o deseado) y esto estaba dejando un poco en cuadros la situación financiera de la empresa. Con toda probabilidad, las gestiones realizadas con las entidades locales pertinentes habrán sido intensas, pero infructuosas. Hace falta una gran inyección de liquidez para afrontar unos gastos más que considerables para poder otorgar al festival de una entidad que no se vea deslucida por la escasez de público. Pero no puede ser.
La gran pregunta que me hago es ¿por qué en esta edición el número de asistentes sería menor? No dispongo de datos analíticos suficientes, pero tengo el pálpito que el descenso en publico viene ya de lejos, aunque en ediciones anteriores quedaba maquillado aún por una asistencia amplia y unos carteles de categoría. Pero, sin ánimo de ser crítico, las propuestas musicales plasmadas en el cartel de este año eran algo pobres, por comparación. Si echamos un ojo a otros eventos musicales de menor tradición o pretensiones, vemos que pueden dar sombra al Territorios, y eso no debería de ser así. Si la "criatura" ha crecido a base de buenos "bocatas", tendrá hambre si le dejas sin ellos.
Cuando observo el contenido de la "parrilla" del Territorios, la conclusión a la que llego de un simple vistazo es que estamos ante un festival totalmente alternativo, y eso estaría muy bien, si no hubiera habido cierto grado de evolución en el festival que ha hecho poder tener como asistentes a artistas internacionales de la talla de Tricky, Iggy & the Stooges, The Human League, Echo and the bunnymen, Violent Femmes, Mogwai, Rinocerose... a lo largo de estas últimas ediciones ya celebradas en el maravilloso entorno del CAAC. En cuanto a lo nacional, no desmerece en absoluto por ejemplo con la reaparición de Los Enemigos, Amaral, Loquillo, O'Funkillo, SFDK, Manel, y un largo etcétera. ¿Y ahora?
La XIX edición del Territorios parecía más organizada por sellos independientes que por una organización de tan largo recorrido y batallas libradas. Pero, ellos no tienen la culpa (¿o si?). El caso es que, una vez más, la culpa la tienen, o se echa, a las cuestiones económicas y falta de apoyo por parte de quiénes tienen capacidad suficiente de haber podido mover la balanza hacia el lado de la música... y no ha sido así. La falta de liquidez del potencial público asistente ha hecho que no tengan más remedio que reservar la "pasta" para eventos más jugosos, bien a nivel local o bien con viaje vacacional incluido. Eso es así.
Por tanto, no me alegro para nada de esta defunción, porque nunca es una buena noticia que la cultura sufra las inclemencias políticas. Es probable que organización y resto de entidades participantes se tengan que replantear una estrategia a seguir para poder volver a resucitar el festival el año que viene. Las cosas deben evolucionar y hay que estudiar qué es lo que el público exige recibir para dárselo con añadidos. Eso que todos deseamos tener: un festival en mayúsculas.
Luego, también podremos hablar de los modos. Soy consciente de lo que ocurre cuando la situación es límite. Intentas aguantar hasta el último momento, a ver si llega el "salvador" que sea capaz de decir: "All right! No ha problema que para eso pongo la pasta o los medios para que el festival se celebre", y no ha sido el caso. Pero, no es nada sano cancelar el festival a tan sólo dos días de su inauguración. Posibles problemas de organización para los visitantes que ya hubieran planeado su estancia en Sevilla unidos a, como no, otra "víctima" de la situación como es el propio Centro Andaluz de Arte Contemporáneo que reservó esas fechas para el evento y tuvo que declinar otras posibilidades en pos del Territorios. Se quedó con el "culo al aire", y eso tampoco debería ser así.
En definitiva, una actuación deficiente por parte de la organización, pero eso no quita que desde aquí ofrezca toda mi solidaridad con un proyecto que no debe desaparecer. Las cosas que desaparecen, permanecen al final en el olvido, y no hay que olvidar que el Territorios es el gran festival de Sevilla y debe alcanzar su grandeza.
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