En esta ocasión, voy a lanzar un crítica (espero que siempre se tome como constructiva) sobre las obras realizadas por los deejays más de moda. Si, me refiero a los astros de la escena como David Guetta, Avicii, Calvin Harris y demás colegas de profesión que con sus melodías nos copan las programaciones radiofónicas más comerciales.
He de decir, antes de proseguir, que disfruto como el que más de algunas de las composiciones de estos artistas y me descubro a mi mismo balanceándome o tarareando éstas por lo que el efecto que persiguen está más que logrado: nos quedamos todos con el soniquete metido en la cabeza hasta que pasa de moda un largo tiempo después. Y es que estos reyes Midas de la escena dance lo hacen muy bien. Ritmos pegadizos, samplers repetitivos hasta la alienación del oyente, participaciones vocales de primera línea (llamémosles mainstream) y el momento subidón de todas las canciones. Parafraseando a No Me Pises Que Llevo Chanclas, "ahora...en medio de esta canción...como en medio de todas las canciones...viene un punteo"...En este caso, en medio de las canciones viene el "subidón". Esa especie de ascensión a toda leche del ritmo para alcanzar el punto más álgido en donde la canción corta y retoma su ritmo habitual. Ya tiene al personal donde quieren tenerlo.
Pero, entonces ¿dónde está lo malo? Para este humilde redactor, el punto débil de este tipo de composiciones radica en la producción. Me podréis decir que los medios técnicos al alcance de estos fieras son ilimitados (obviamente, ya que acceden a capacidades financieras que otros "mindundis" no pueden ni soñarán jamás), ya que son fábricas de hacer dinero a propios y extraños asociados. Pero, cuando hablo de producción, me refiero a calidad de sonido.
Calidad. Esa palabra que muchas veces confundimos con cantidad de ruido, sonido envolvente, mucho teclado programado, la inclusión de alguna cuerda (seguro que también de "lata") y ese halo de soberbia que rodea siempre al discjockey y que se convierte en superlativo al autodenominarse compositor. Pero todo se queda en un ensayo informático que bien puede hacerlo desde su propia casa. No hay mucho atisbo de alma en ello. La participación humana es más cuestión de marketing que asunto artístico y por eso todas suenan igual.
Es una lástima que estos figuras tengan, como marca de la casa, sonidos que son puros organillos al estilo del espectáculo de la "cabra". Los punteos de una canción pop rock se quedan atrás para ser sustituidos por un "solo" de teclado que suena como el Casio más echo polvo que podamos tener en casa...Así me suena Avicii, por ejemplo ( a excepción de Addicted to you).
David Guetta tiene más versatilidad, pero su espectacular Titanium queda algo mancillado cuando se empeña en meter esos sonidos claps de lata que resultan cutres. Reconozco que está mejorando, pero el marchamo es el marchamo.
Lo de Calvin Harris es algo raro. no me gustó nada Summer, porque ese ritmillo de organillo sintetizado tan utilizado en otras obras disco me sacaba de quicio, pero he de reconocer que hay algunas otras colaboraciones de mejor factura, como con John Newman. Pero, el fondo siempre es el mismo.
En definitiva, es probable que si lees esto estarás pensando que no tengo ni idea del mundo deejay actual. Es cierto. No la tengo. De hecho, he comenzado diciendo que esto era una crítica y muy personal sobre un hecho que lamento profundamente. Siempre me ha parecido que la labor de un buen pinchadiscos era saber qué poner en cada momento de la velada, pero cuando pasamos a querer ser artistas compositores, ahí no tenemos muy claro qué ofrecer. Hay que saber cuándo decir "hasta aquí he llegado" y cambiar de registro. Claro que, ¿para qué cambiar si me da una cantidad indecente de dinero?... Obviamente....Qué tonto he sido!
Yo me fijo en la percusión y la verdad es que salvo excepciones, es cutre y simple hasta decir basta. Sorprende que no metan algo más de variedad (tipo chemical brothers por ejemplo).
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