Enya presenta un nuevo tema, Echoes in rain, perteneciente al que será su nuevo álbum que verá la luz antes de final de año. Vuelve uno de los iconos fundamentales del new age de los noventa.
Siete años después de And Winter Came (2008), la artista irlandesa vuelve con nuevo trabajo y canciones inéditas, bajo el título de Dark Sky Island, y que se publicará el próximo 20 de noviembre.
La que se convirtió en una de las habituales dentro del panorama new age, tan prolífico en los años noventa y que compiló un número inconmensurable de creaciones de la más variada gama de gustos y calidades, siempre ha poseído un halo especial con respecto al público. Quizá su elegancia pasmosa (no sólo en sus interpretaciones que no pueden ser de otra forma) y su alejamiento de los focos mediáticos, ha hecho que Enya pueda convertirse en esa especie de diva en la oscuridad que de vez en cuando sale de su escondrijo para ofrecer unos toques de su genialidad.
Tal vez por coincidencia comercial, pero a mi Enya me lleva siempre a las fechas navideñas y a mis momentos de estudio masivo frente a los apuntes de la universidad en los que necesitaba que hubiera un sonido a mi alrededor que no fuera estridente y me despistase pero que me resultara cómodo de escuchar. Ese sonido Enya lo consigue a la perfección porque, con sus más o menos repetidas herramientas musicales, te puede resultar pegadiza cualquiera de sus canciones. Eso no es fácil.
En un mundo en el que la inmediatez es vital y que los ritmos enlatados aún siguen siendo el caldo de cultivo de formaciones y artistas en busca de éxito brutal y enriquecimiento de sus "apoderados", siempre es un gusto encontrarse con estos remansos de paz en los que la producción discográfica fluye a la manera que la propia artista defina, como es el caso de Enya: cuándo y cómo ella quiera.
Por eso, aunque como podréis comprobar la canción no desvela sorpresa alguna en cuanto a estilo, me quito el sombrero ante una artista a la que el paso del tiempo le trata bien, física y musicalmente hablando. Nunca pasa de moda, porque no pretende estarlo, y viene a reivindicar algo por lo que muchos continúan luchando: su integridad artística y su vocación.
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