Será durante el invierno de 2015 cuando se lanzará Don't count on me, segundo trabajo discográfico de The Controversy. La formación compuesta por Laura Vall y Thomas Hjorth vuelven a unir Barcelona y Copenhague trazando una línea firme en dirección Los Angeles.
El pasado año 2013, el dúo afincado en Los Angeles publicó su primer álbum Real, mostrando una delicadeza sonora que se ve ahora potenciada en su nueva propuesta, Don't count on me. Un total de nueve cortes que encierran el universo de The Controversy, donde nos podemos dejar llevar bajo la deliciosa voz de Laura Vall en un viaje electropop de evocaciones, a veces, familiares.
Salgo del trabajo y enciendo mi reproductor. Deslizo el dedo hasta que me detengo en un disco al que le tengo muchas ganas, en el buen sentido de la palabra. Llevo todo el día esperando y, por fin, ha llegado el momento. Doy al play. El álbum se abre con Two voices, que para mi resulta una de las canciones más poderosas del mismo y representa una buena carta de presentación. Viene acompañada por Queen of Chinatown, tema que configurará el primer sencillo adelanto del álbum y que tiene prevista su publicación el próximo 26 de septiembre, y Neon sign, éste último primer tema que The Controversy puso en circulación para dar a conocer Don't count on me a través de sus redes sociales. Ambas poseen ritmos inquietantes y están llenas de policromías pop más que apetecibles, así que mis expectativas se están viendo cubiertas. El único inconveniente es que ya me he devorado el primer tercio del disco...sólo quedan seis canciones.
Como ejemplos de la multidisciplinariedad que Laura y Thomas desarrollan en el álbum, Thirty horses abre, a modo de balada, un escenario melancólico que es continuado por la única pieza interpretada en castellano, Luna, llena de matices corales que otorgan dramatismo a los versos cantados por Laura. Cuando escuché esta canción, no sé por qué me acordé de Loreena McKennitt y Luar Na Lubre. Pero, las "familiaridades" no terminan ahí. Con Fly el dúo investiga y se acerca bastante al sonido tecno industrial que desarrollaron en tiempos unos oscuros Depeche Mode, aún con algo de acné en la cara. Sinceramente, ahí me vine arriba y disfruté como un chiquillo. Es interesante siempre detectar algunos sonidos que resultan familiares.
Como colofón, You know y Just say you love me again cierran de manera íntima y acústica este Don't count on me que deja un magnífico sabor de boca y que hace que uno esté deseando poder tener la oportunidad de poder verles en directo en nuestro país. Con toda sinceridad, espero que sea realmente pronto.
Laura Vall y Thomas Hjorth, éste último con una camiseta imprescindible |
Como ejemplos de la multidisciplinariedad que Laura y Thomas desarrollan en el álbum, Thirty horses abre, a modo de balada, un escenario melancólico que es continuado por la única pieza interpretada en castellano, Luna, llena de matices corales que otorgan dramatismo a los versos cantados por Laura. Cuando escuché esta canción, no sé por qué me acordé de Loreena McKennitt y Luar Na Lubre. Pero, las "familiaridades" no terminan ahí. Con Fly el dúo investiga y se acerca bastante al sonido tecno industrial que desarrollaron en tiempos unos oscuros Depeche Mode, aún con algo de acné en la cara. Sinceramente, ahí me vine arriba y disfruté como un chiquillo. Es interesante siempre detectar algunos sonidos que resultan familiares.
Como colofón, You know y Just say you love me again cierran de manera íntima y acústica este Don't count on me que deja un magnífico sabor de boca y que hace que uno esté deseando poder tener la oportunidad de poder verles en directo en nuestro país. Con toda sinceridad, espero que sea realmente pronto.
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