Ha pasado mucho tiempo, es cierto, y qué mejor manera de retomar la escritura que hacerlo hablando de mi grupo bandera. La noticia saltaba por medio de Twitter a los medios y de nuevo se me abrieron los ojos como platos: Pink Floyd publicarán nuevo álbum en octubre. ¡Ahí es nada!
Pero la felicidad no podía ser completa. No se tratan de nuevas composiciones realizadas por David Gilmour y Nick Mason, y tampoco consiste en la eternamente deseada reunión con Roger Waters. Se trata de un puñado de canciones construidas a partir de las diferentes sesiones realizadas para la grabación de The Division Bell (1994) y que cuenta con el aliciente de la presencia de Richard Wright aún entre sus notas. Todas esas jam sessions quedaron guardadas con el sobrenombre de The Big Spliff y que, una vez administradas y producidas, desfilarán con el título definitivo de The Endless River.
No se qué deciros. Algunos lo llaman "recopilación de descartes", otros quizá lo tachen de oportunismo y alguno soñará con que sea una campaña de marketing premonitoria de una posterior gira. Como siempre, todo lo que rodea el mundo de Pink Floyd está rodeado del más absoluto secretismo y oscuridad, así que a seguir fantaseando.
Como datos añadidos, os diré que acaba de lanzarse la edición 20 aniversario de The Division Bell (curiosamente), que David Gilmour está trabajando sobre su nuevo álbum en solitario (¿casualmente demorado por este anuncio?) y que Roger Waters se prepara para publicar nuevo trabajo (aunque decía hace un tiempo que se retiraba de los escenarios...no se yo). Está claro que el universo floydiano no deja de moverse, pero nunca lo hace con una órbita demasiado definida. Ahí radica una de sus grandes hazañas.
Parece que grabaron mucho material para The Division Bell, tras interesarse por las sesiones "rave", así que imagino que serán temas largos y "ambient". Mola lo de The big spliff (el gran porro).
ResponderEliminarPD: echábamos de menos esta entrada ;-)