Texto y Fotografías: Inés Coloma
El Teatro Lara estaba listo para recibir a Chucho y en su
patio de butacas esperaban los fieles: nadie puede negar que muchos esperaban
el regreso del grupo a los escenarios. Sonó el timbre que indica el inicio del
espectáculo y los integrantes de la banda fueron recibidos entre aplausos y
miradas expectantes. Todo el teatro se sumió en un “silencio de arte y ensayo”,
como dijo Fernando Alfaro, para poco después ser invadido por Conexión de Hueso.
Las canciones fueron sonando, pero temas como Ricardo Ardiendo y Visión Rayos X dejaban claro que el púbico no estaba del todo
contento con tener que permanecer sentados en las butacas: las filas de asientos
temblaban y muchos se quedaban rezagados a la entrada a la sala. Pero para
alegría de todos, el manchego nos invitó a levantarnos y nosotros aceptamos
gustosos la oferta.
Visiblemente más contentos por poder saltar al ritmo de las
canciones, el público disfrutó del repaso a los anteriores trabajos del grupo,
cantando Un Ángel Turbio Ángel Turbio y
Revolución, entre otras. Demasiado
pronto llegó el momento de esa primera despedida que todos conocemos, pero no
nos hicieron esperar mucho y volvieron con fuerza y Erección del Alma.
Sonó Magic y se despidieron, pero nos tenían preparada una
última sorpresa. Cuando ya alcanzábamos las puertas, Javier Fernández apareció
en el escenario gritando que a dónde íbamos. Entre risas y sorpresa volvimos a
colocarnos, deseando ver qué iba a pasar. Comenzó a sonar Inés Groizard y los asistentes no podían estar más contentos.
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