Bunbury ya tiene en la calle su nuevo álbum, Palosanto. Como es habitual en sus trabajos, requiere de varias escuchas para ir succionando todo el jugo que la conjunción letras-melodía es capaz de ofrecer. Pero, cada vez más, Bunbury se acerca a la figura del cantautor, sin querer ser despectivo ni mucho menos. Al contrario.
Con el filo de sus versos, el zaragozano afincado en Los Angeles, muestra una visión aún más personal, si cabe, de lo que pasa alrededor... ya sea el mundo entero o nuestro pequeño universo particular. Muchos de los temas incluidos en Palosanto podrían sonar familiares, todo debido, quizás, a esos giros ya característicos de Bunbury que han hecho su propia impronta musical, pero no está todo escrito ya que nos sigue sorprendiendo con grandes dosis de música escuchada.
El disco está producido por él mismo, otorgándole un punto más de personalidad al conjunto de canciones magníficamente interpretadas, como viene siendo habitual, en compañía de Los Santos Inocentes. Y, tal y como el propio Bunbury lo desarrolla, está dividido en dos partes diferenciadas, pero unidas por un nexo decadente. Sobre la mesa, los puños apretados alientan la reyerta y la rebelión. Son temas que han sido fraguados en tiempos revueltos y difíciles y, por ello, reflejan la frustración y la soledad frente a una situación inamovible, pero potencialmente abatible. Después, la reflexión interna y a oscuras, más cercano a Las Consecuencias. Como veis, de lo global a lo individual. Ese es el viaje que nos propone Bunbury montado en su barca.
Despierta es lo primero que nos dice, golpe suave en la frente animando al espabilamiento general, pero inmediatamente nos recuerda que Más alto que nosotros sólo el cielo. Esos son los ánimos que necesitamos. La parte más rockera de mi cuerpo se ve obligada a doblegarse ante Salvavidas, uno de mis temas favoritos que me atrapan sin piedad. En más de una ocasión nos hemos visto en esa tesitura de abandono y reinicio. En Los inmortales va más allá, tumbando mitos y leyendas, a veces no tan urbanas, sin lamentar las pérdidas sino todo lo contrario. Especial mención a los coros gospel introducidos que le dan más dramatismo escénico y un guiño magnífico a la costa Oeste.
La revolución está cerca, o por lo menos está en nosotros, y ese es el mensaje que quiero entrever de temas como Habrá una guerra en las calles y, sobre todo, en Destrucción masiva. Dos claros ejemplos de lo que vivimos en nuestros días, y que ya otros lo vivieron antes en otras épocas. No debemos sentirnos únicos y especiales, aunque si protagonistas de nuestra propia historia, porque es la que nos toca vivir. Como nueva pareja de antítesis, Prisioneros se puede enfrentar dialecticamente a El cambio y la celebración. Dos mundos opuestos pero que conviven.
Quizás pienses que, al llegar al final de esta primera parte, el oyente se puede tomar un respiro después de tanto vapuleo mental, como el que no quiere la cosa. Pero, nada más lejos de la realidad. Nos hallamos ante un ramillete de escenarios personales que se expresan de viva voz. De la reivindicativa Hijo de Cortés, atravesamos un Mar de dudas que, junto con Miento cuando digo que lo siento, hacen un boceto figurativo de cualquiera de nosotros ante situaciones más o menos cotidianas. Los aires de grandeza de Nostalgias imperiales contrastan con Casualidades, la incontestable Plano secuencia (otra de mis preferidas) o la epitáfica Todo.
El disco es un conjunto. No es conceptual, pero es merecedor de escuchar los quince cortes que lo conforman guardando el orden secuencial. Así es como los libros van desgranando capítulos relacionados entre si por finos hilos prácticamente imperceptibles. Y, como sucede en todo buen libro, la presentación es fundamental para enganchar al lector y, en esta ocasión, las fotografías realizadas por Jose Girl ofrecen ambientes ocres y desolados con la figura de Bunbury formando parte del paisaje como mero espectador.
Hacer una crítica de un disco es una gran responsabilidad. Su gestación puede provocar que las palabras precisas no fluyan de la manera adecuada desde tu cerebro hasta la punta de tus dedos, porque es importantísimo decir lo que se piensa y se siente en ese instante. Máxime cuando, para mayor placer, el que se pone delante del CD para escucharlo es admirador del zaragozano desde los tiempos primigenios. Por ello, necesitaba tomarme mi tiempo y transmitir que nos encontramos, de nuevo, ante el mejor trabajo de Bunbury, cuya presentación en directo prometerá ser intensa.
Y, precisamente hablando de directos, en la edición extendida de Palosanto, el aragonés errante nos deleita con once temas interpretados en diferentes escenarios de América y uno en Madrid, en el que da buena muestra del excelente sonido de sus espectáculos, y que titula Cualquier tiempo pasado...Live 2011-2012. En él se recogen insignias como La señorita hermafrodita, Big-bang, De mayor, Contar contigo o No me llames cariño, entre otras, para terminar con El tiempo de las cerezas y la despedida a tiempo.
Parafraseando el final de su álbum Pequeño, "Esto ha sido todo amigos. Muchas gracias por su atención. Que les vaya bien bonito".
La revolución está cerca, o por lo menos está en nosotros, y ese es el mensaje que quiero entrever de temas como Habrá una guerra en las calles y, sobre todo, en Destrucción masiva. Dos claros ejemplos de lo que vivimos en nuestros días, y que ya otros lo vivieron antes en otras épocas. No debemos sentirnos únicos y especiales, aunque si protagonistas de nuestra propia historia, porque es la que nos toca vivir. Como nueva pareja de antítesis, Prisioneros se puede enfrentar dialecticamente a El cambio y la celebración. Dos mundos opuestos pero que conviven.
Quizás pienses que, al llegar al final de esta primera parte, el oyente se puede tomar un respiro después de tanto vapuleo mental, como el que no quiere la cosa. Pero, nada más lejos de la realidad. Nos hallamos ante un ramillete de escenarios personales que se expresan de viva voz. De la reivindicativa Hijo de Cortés, atravesamos un Mar de dudas que, junto con Miento cuando digo que lo siento, hacen un boceto figurativo de cualquiera de nosotros ante situaciones más o menos cotidianas. Los aires de grandeza de Nostalgias imperiales contrastan con Casualidades, la incontestable Plano secuencia (otra de mis preferidas) o la epitáfica Todo.
El disco es un conjunto. No es conceptual, pero es merecedor de escuchar los quince cortes que lo conforman guardando el orden secuencial. Así es como los libros van desgranando capítulos relacionados entre si por finos hilos prácticamente imperceptibles. Y, como sucede en todo buen libro, la presentación es fundamental para enganchar al lector y, en esta ocasión, las fotografías realizadas por Jose Girl ofrecen ambientes ocres y desolados con la figura de Bunbury formando parte del paisaje como mero espectador.
Hacer una crítica de un disco es una gran responsabilidad. Su gestación puede provocar que las palabras precisas no fluyan de la manera adecuada desde tu cerebro hasta la punta de tus dedos, porque es importantísimo decir lo que se piensa y se siente en ese instante. Máxime cuando, para mayor placer, el que se pone delante del CD para escucharlo es admirador del zaragozano desde los tiempos primigenios. Por ello, necesitaba tomarme mi tiempo y transmitir que nos encontramos, de nuevo, ante el mejor trabajo de Bunbury, cuya presentación en directo prometerá ser intensa.
Y, precisamente hablando de directos, en la edición extendida de Palosanto, el aragonés errante nos deleita con once temas interpretados en diferentes escenarios de América y uno en Madrid, en el que da buena muestra del excelente sonido de sus espectáculos, y que titula Cualquier tiempo pasado...Live 2011-2012. En él se recogen insignias como La señorita hermafrodita, Big-bang, De mayor, Contar contigo o No me llames cariño, entre otras, para terminar con El tiempo de las cerezas y la despedida a tiempo.
Parafraseando el final de su álbum Pequeño, "Esto ha sido todo amigos. Muchas gracias por su atención. Que les vaya bien bonito".
Hola, magnifica la crónica del álbum!!!
ResponderEliminarCoincido contigo, magnifica. Es un disco muy bueno, un gran regalo.
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios. Es todo un placer saber que esta humilde crítica resulta del agrado de personas con tan buen gusto.
ResponderEliminarSaludos y os espero de nuevo en el blog!
Magnifica la critica que buen trabajo y el de bunbury pues como bien lo mencionas es extraordinario
ResponderEliminarMe fascinó la manera en que se detalla el excelent trabajo dl canta-autor Enrique Bunbury. A escuchar una y mil veces más, y más Palosanto.
ResponderEliminarMuchas gracias, Paola g., por tus comentarios tan reconfortantes. Me alegro que te guste y que sirva de aliciente para que sigas visitándonos. Todo un gran premio para este blog.
ResponderEliminarSaludos!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jess, por tus amables palabras y te invito a que nos visites siempre que quieras. Es algo estupendo poder conectar, con nuestras publicaciones, con personas como tu. Por supuesto, siempre seguimos "abiertos de orejas" a todas las propuestas musicales, entre las que esperemos haya más que te sean de agrado.
ResponderEliminarSaludos!!
Soberbia tu forma de explicar Palo Santo!!! BRAVO!!! Y como bien dices hizo falta reescucharlo varias veces para digerirlo y cad vez más me parecen bocados exquisitos!
ResponderEliminarSublime!!!
Muchísimas gracias, Clau Lopni. Me siento abrumado por tus comentarios, que me saben a gloria, y estoy encantado de que hayas saboreado esta crónica de PALOSANTO. Efectivamente, es todo un discazo que merece la pena tener en la estantería de los elegidos.
ResponderEliminarGracias por visitar el blog y considérate bienvenida a este humilde hogar de la música.
Saludos!!
Después de haber escuchado este disco completamente en vivo se ha convertido en uno de mis favoritos; el mensaje que trata de dejar el Sr. Enrique Bunbury, la música y la letra de cada canción es formidable.
ResponderEliminarDefinitivamente no me canso de escucharlo una y otra vez.
En cuanto a la crítica que hace permítame de igual manera enviarle una felicitación.
Un saludo desde México, Distrito Federal.
Muchas gracias por este comentario que me hace muy feliz. No hay nada mejor que escribir de un artista como Bunbury, al que admiro profundamente, y además recibir el halago de los lectores.
ResponderEliminarTe doy la bienvenida al blog y participa todas las veces que desees.
Saludos desde España!!