El pasado día 27 de octubre, Lou Reed, una de las figuras más influyentes de la historia del rock, falleció a la edad de 71 años. Aunque no han quedado del todo claras cuáles han sido las causas que han provocado su deceso, hay que recordar que durante el pasado mes de mayo al artista se sometió a un trasplante de hígado.
Lou Reed se le conoce por su amplia y dilatada carrera musical, iniciada como el líder principal de la ínclita banda The Velvet Underground, una de las formaciones más decisivas del rock cuyo primer álbum, el inmortal The Velvet Underground & Nico, se publicó en 1967.
La carrera de este peculiar neoyorquino siempre ha estado rondando muchos aspectos intelectuales y culturales, dada la inquietud que poseía a la hora de investigar diferentes expresiones. Sirva como ejemplo que, en estos últimos años, era frecuente encontrárselo sobre los escenarios más dedicado a sus lecturas poéticas que por los conciertos de rock. De hecho, musicalmente hablando ha participado en colaboraciones con otros artistas, además de su proyecto conjunto realizado con Metallica que no tuvo el impacto esperado.
Lou Reed, de nombre real Lewis Allan Reed, nació el 2 de marzo de 1942 en Brooklyn (Nueva York) y ya demostró su afición al rock and roll desde adolescente, pero debido al carácter introspectivo y problemático que poseía obligó a que sus padres lo llevaran por diversos centros mentales en los que se vio sometido a terapias como el tristemente famoso electroshock. Sus primeros pasos le encaminaron hacia la escritura, así ingresó en la Universidad de Siracusa, donde quedó impactado por el profesor Delmore Schwartz. Ese fue un periodo decisivo de su formación, interesándose por la música experimental contemporánea y el free jazz, que marcarían para siempre su manera de entender la música. Atrás quedan piezas históricas de la música, pero su recuerdo permanecerá entre nosotros muchas décadas. Descanse en paz, Lou Reed.
Creo que no debemos hacer un alarde de recursos y hablar de su carrera musical llena de altibajos, unos provocados por situaciones ajenas y otros por su propia personalidad, ya que para eso hay otros medios especializados que lo hacen mejor. Pero, si quiero desde aquí destacar que Lou Reed ha participado en muchos de los momentos clave del rock como lo entendemos actualmente. Tan sólo recordad Transformer (1972), disco que David Bowie produjo y le hizo empezar a grabar su nombre en el limbo de las leyendas. Pero hay muchos más trabajos que nombrar, aunque para no ser pesado me quedo con dos destacables por si importancia particular: New York (1989), que hizo reconciliarse con aquella facción de seguidores que le reconocía de nuevo los vestigios Velvet, y The Raven (2003), de carácter conceptual y girando sobre la figura del siempre enigmático Edgar Alan Poe. Este último, lo destaco por dos causas: por acercarse al plano más literario con su música, después de varios años sin componer, y porque tuve la oportunidad de verle actuar en directo (la única ocasión) en su gira de presentación.
Y el curioso Songs for Drella en colaboración con John Cale y dedicado a Andy Warhol, donde se depuran responsabilidades y se liberan del "maestro".
ResponderEliminarPues si, que no parece que se llevasen muy bien que digamos. Además, a partir de esa liberación y la disolución de la Velvet Underground, Lou Reed comenzó el mito... trabajando duro y a su estilo, pero lo consiguió, el muy cascarrabias.
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