Asistir a un espectáculo de Les Lithiers es siempre una apuesta segura. El 25 de septiembre debutaban en Sevilla, en el Nuevo Auditorio FIBES, con su obra Lutherapia y, por descontado, a muchos nos hicieron llorar, pero de la risa.
(Foto: El Mundo) |
La trama estaba centrada en una extraña serie de sesiones de psicoanálisis, con un eje fundamental sobre el que giraba todo que, como no podía ser de otra forma, estaba apoyado nuevamente en la figura del insigne Johann Sebastian Mastropiero. Entre los juegos de frases y gestos desarrollados por psicoanalista y paciente, se sucedían las ya clásicas escenas con número musical incluido, basadas en obras del peculiar compositor sobre el que el protagonista estaba realizando una tesis, cuyo título es de más que difícil reproducción para un mortal como yo. En cada uno de los números, la historia de desarrollaba de tal manera que, al final, todo tiene un giro inesperado, y eso es lo que hace grandes a Les Luthiers, entre otras cosas. Le dan la vuelta a la tortilla con suma facilidad.
Iniciamos con la Opereta Medieval El cruzado, el arcángel y la harpía, mostrando a un guerrero gallardo (Puccio) seguido de tropas no tan valientes que van a luchar contra el malvado Saladino y, en el camino, se encuentran con alguien que después resulta ser el Arcángel Manuel y que los desvía hacia la casa de la Harpía, lugar de desenfreno y lujuria. A continuación, la Galopa Psicosomática Dolores de mi vida, un canto amargo por la persona amada que dejó a nuestro protagonista, y con razón. El Vals Geriátrico Pasión bucólica representa a dos viejecitas que relatan sus pasados a ritmo de vals, con unos enormes Carlos Núñez y Jorge Maronna dando vueltas sobre sus irónicas y cruzadas vidas al final.
Balada mugida y relinchada, como es Paz en la campiña, relata cómo nuestro protagonista se aleja del ruido de la ciudad y sus problemas para aislarse al campo, cantando las bondades de estar allí, su tranquilidad, silencio, que se tornan no tanto a medida que los restantes miembros van esgrimiendo ruidos animalarios. Al final, prefiere volver al ruido, como es normal en alguien así. Las bodas del rey Pólipo, marcha prenupcial compuesta por Mastropiero, destacando las lindezas sobre la prometida del mencionado tirano rey. Raphsody in balls es, sin duda, uno de los números más sorprendentes ya que, a modo de sketch mudo, Carlos Núñez y Jorge Maronna interpretan un blues a piano y bolarmonio, respectivamente (este último, consistente en un montón de pelotas de baloncesto acopladas a instrumentos de viento...¡espectacular!).
Un Orratorio llamado El flautista y las ratas, basado en el inmortal cuento, pero de trama más errática y rato a rato, hablando de ratas. La Cumbia Epistemológica Dilema de amor, momento a partir del cuál la palabra epistemiología se convierte en clave para mencionar el acto sexual sin dañar sensibilidades. El Tarareo Conceptual Aria agraria, momento lúcido donde el gran Mastropiero introduce los tarareos utilizando las propias palabras del contenido. Y, para terminar, el Exorcismo sinfónico-coral de El día del final, con una irónica visión de lo que sería la llegada del Anticristo al mundo, acompañado de otro de esos instrumentos imposibles llenos de luz (para lo que hubo que apagar las del auditorio), llamado exorcítara. Al final, todo para descubrir que tanto él, como el propio protagonista de la sesión psicoanalítica, son hijos del mismísimo Mastropiero. Simplemente, genial.
Como viene siendo habitual en Les Luthiers, nos ofrecieron una pieza fuera de programa, siendo en esta ocasión el bolero Ya no te amo, Raúl, en el que se debe sustituir a la intérprete original y, con ella, todo el texto. ¿De qué mejor manera se puede uno ir a casa si no es riendo a mandíbula batiente? Ahora, queda recordar la sabiduría con la que combinan sus amplios conocimientos culturales con la facilidad en hacer chascarrillos de manera inteligente. Altamente recomendable.
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