Hace unos días, el mundo de la música perdió a uno de sus grandes, a la vez que discreto, arquitecto de las seis cuerdas. Con innegable influencia, J.J. Cale (John Weldon Cale) ha dejado su huella imborrable, ineludible sobre el panorama rock americano que, con gran maestría y destreza, aprovecharían otras majestades del reino, como el mismísimo Eric Clapton.
Y nos ha dejado casi por la puerta de atrás, con su guitarra al hombro mientras sonaba el eterno riff de Cocaine y la no menos exquisita sucesión de acordes de After midnight, entre otras. Un ataque al corazón truncó una vida musical que comenzó en 1958 y que continuaba hasta nuestros días. De factura sencilla, sus composiciones gozaban de un carácter templado, sereno, ganándose a pulso el calificativo de "estilo relajado" ya que los acordes relativamente sencillos fluían a la vez que los punteos de manera nada complicada y, por supuesto, sosegadamente. No era un guitarrista estrella y huía de todo aquello que le pudiera ocasionar algún tipo de trastorno mediático, por lo que se fue tal y como vino: tranquilo y sin hacer mucho ruido.
Tan sólo queda el maravilloso "ruido" de sus temas. Se nos fue un maestro, pero quedó su legado en sus sucesores.
Guitarrista super interesante.
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