Niño y Pistola nos presentan una propuesta en la que reivindican el sonido añejo de algunas grandes bandas de finales de los sesenta y comienzos de los setenta. Con una conceptualidad característica de otros tiempos, plantan cara y corren el riesgo de contarnos una historia a lo largo de sus diez canciones, desmenuzando así There’s a Man With a Gun Over There (Ernie Records, 2013).
A lo largo de todo el recorrido, se puede detectar fácilmente el homenaje que reciben las influencias musicales de las que ha bebido el grupo, tales como Free, Neil Young, Lynyrd Skynyrd, The Who, The Band, Wilco e incluso algunas reminiscencias Pink Floyd en su faceta más progresiva pasada por tamices folk.
Es un disco sin pausas, compuesto por diez temas enlazados
entre sí que cuentan la historia de Tom, que un buen día decide comprar una pistola y quitarle la vida al explotador de su jefe, suceso que pasó en la América profunda en la década de los cincuenta y que nos pone en plena actualidad, a modo que tan sólo nos paremos un poco a pensar sobre lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Durante el viaje, encontramos rock
clásico de guitarras con sutiles toques de psicodelia, mezclado con folk y country al más puro estilo norteamericano.
No obstante, se pueden distinguir dos partes bien diferenciadas aunque fuertemente relacionadas entre sí. Por una parte, se nos describe el lugar de origen del protagonista de la historia, Tom, con Deep In The Fall, para, a continuación, detenernos en cómo se intentaba ganar la vida de la manera más honrada posible con I Used To Drive A Truck. Todo tiene un límite y, un buen día, la paciencia de Tom explota, se harta de trabajar duramente para otro y decide comprar una pistola en Fifty Dollars In My Hand. La historia continúa hasta llegar al crítico momento en que la paz se apodera de él tras cometer el asesinato, con una litúrgica frase como By The Grace of God, para acabar con sus huesos en prisión en And the Rain Started.
Hemos llegado al punto de inflexión, en donde la segunda parte del disco suena menos melancólica pero si más potente instrumentalmente, ya que Tom vuelve a casa después de pasar diez años a la sombra, y este regreso se celebra en Back In The Years. A partir de este instante, comienza el camino de viaje interior del protagonista para encontrarse a sí mismo y sus circunstancias, iniciándose con Indian Song, continuando con Follow The White Stones, y llegando hasta Box of Brass. De esta forma, nos dirigimos al final con un magnífico We’ve Had Enough que, con el título, ya dice suficiente y que se convierte en el desenlace de esta obra contundente, de peso y gran desarrollo estilístico y prosaico.
Tenemos entre manos un gran trabajo, un disco
brillante, de agradable escucha y repleto de matices con complejos detalles sonoros,
referencias y guiños. Los desarrollos instrumentales son capaces de envolvernos y hacernos partícipes de una historia, tan triste que lo malo es que puede ocurrir en cualquier momento.
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