Hace poco, unos auténticos profesionales periodísticos de la vieja guardia, se reunieron para hablar y divagar sobre la actual situación de eso mismo: el periodismo en su faceta musical. El asunto ya apuntaba mal desde el principio, ya que las andanadas que se fueron lanzando previas al encuentro estaban en línea con la destrucción de todo lo espontáneo que tenía la información musical pura y dura, donde todo el mundo se lo curraba hasta la saciedad, yendo de acá para allá, buscando huecos imposibles en los que el artista de turno te concediera una entrevista entre ensayo y ensayo, peleas con los managers, viajes hasta el quinto infierno para ver a tu protagonista del artículo...
Todo eso, según ellos, ha desaparecido. Y tu te preguntarás, ¿quiénes son "ellos"? Pues, nada menos que Diego Manrique, Julio Ruíz, Beatriz Pécker, Oriol Llopis, ... ¿No te suenan? Entonces, te pueden pasar tres cosas: o es que eres muy joven, o es que no has leído sus artículos ni escuchado alguno de sus clásicos y eternos programas musicales, en radio y/o televisión, o simplemente, es que eres un ignorante. Y no pasa nada.
Lo importante de esta noticia es la trascendencia de lo que trata y, para ello, quiero hacerte partícipe. No se si estoy equivocado en mi juicio y quería saber tu opinión. Siento un gran respeto por todos los profesionales de los medios de comunicación musical (bueno, por casi todos), y en este caso todos han sido, en mayor o menor medida, referentes o parte importante en mi desarrollo preferencial por la música desde jovencito. Pero hay algo que me ralla en todo esto.
Los culpables de todo este cambio, a peor, son los propios artistas y la facilidad de conexión a través de las redes sociales (¡maldita Internet!), a partes iguales con la proliferación de blogs (¡¡¡ UUUUPSSSSS !!!) y webs musicales que rebajan el nivel y dan descrédito a la profesión al hacer este "duro" trabajo gratis. Si, así es. Gratis, porque la inmensa mayoría de los que participamos en blogs y demás lo hacemos por la cara o, mucho mejor dicho, por amor al arte, por respeto a la música y, por qué no decirlo, por puro egocentrismo en algunos casos. Se quejan de la irrupción de Internet, de las entrevistas por correo electrónico, de la desafección mutua que hay entre los medios y la música y del daño que han provocado fenómenos explosivos como el indie-rock, en cuanto a la calidad musical se refiere. Para gustos, hay colores, y siempre los ha habido.
Con una separación temporal de unas tres décadas, hemos de recordar que la información acerca de las inquietudes culturales y artísticas de los jóvenes se hace por canales no convencionales: antes eran fanzines, ahora son blogs; antes había un circuito de salas, ahora lo vuelve a haber (aunque está peligrando gracias a Wert); antes había programas musicales en televisión, ahora...NO HAY NI UNO!! ¿Por qué existirá esa distancia insalvable entre oferta y demanda?
Lo malo de esto, y es en lo que estoy de acuerdo con "ellos", es que tanto aficionado suelto hace que haya cada vez más información fácil de acceder de los artistas, por lo que la investigación profunda brilla por su ausencia en muchos casos. Pero, no olvidemos que, gracias a todos los aficionados se dan a conocer muchos artistas que, por otros medios más convencionales, no se comerían un colín. Eso es un hecho. Y digo más: gracias al desastre manifiesto al que están abocadas industria y medios musicales, muchos de los llamados grandes artistas no han tenido más remedio que acceder a pequeños circuitos de reconocimiento, como si empezaran de nuevo e incluso desapareciendo, en algunos casos.
Las cosas han cambiado, eso es seguro (ya lo cantaba Bob Dylan), y no por eso debemos de olvidar nuestro pasado. Hay que mirarlo con respeto y aprender de él, y mucho. Pero no podemos demonizar el presente ya que, gracias a él, muchos podrán tener la oportunidad de tener futuro.
En una cosa estoy totalmente de acuerdo: la adrenalina se dispara cuando tienes la oportunidad de poder hacer una entrevista en directo, cara a cara o con la voz al otro lado del teléfono. Y eso... ¡no hay correo electrónico que lo suplante, amigos!
Hace unos meses el mismo Diego Manrique (al que ADMIRO, así con mayúsculas) relataba que una portada del NME anunciaba una entrevista con Keith Richards y al leerla descubrías que se había hecho ¿¡por teléfono!?. Y recordaba los tiempos en los que el afortunado periodista del NME pasaba dos o tres días con el artista (sí, sí, días) consumiendo todo tipo de "experiencias" que, lógicamente daban gran profundidad al reportaje. Eso pasó, y como siempre tiene consecuencias buenas y malas. El amateurismo y la distancia restan mucho, pero son consecuencia del "gratis total".¿Quién está dispuesto a pagar euros de verdad por asistir a una conferencia de un gran periodista musical como los mencionados?. Parece que ya nadie, ni en inglaterra, el país melómano por antonomasia. Preferimos algo menos profesional pero gratis.
ResponderEliminarÇ'est la vie!