El trío originario de Hoboken ha apostado por un regreso pausado pero firme, sin prisas pero sin pausas, a la altura de las expectativas creadas. Yo La Tengo presenta Fade, disco que ofrece un total de diez temas para disfrutar, tranquilamente, de un exquisito buen gusto compositivo.
Casi tres décadas de carrera musical avalan su legado, paralelamente a los mainstreams y demás zarandajas. Desde New Jersey salen al mundo disfrutando de una serena madurez, sin tener ninguna necesidad de llamar la atención y publicando este trabajo que se me hace adictivo.
¿Qué nos podemos encontrar en Fade? Pues, a primera vista, una mayor presencia de las guitarras y su correspondiente distorsión agradable al oído. Firma de la casa. Todo estará mezclado con ritmos aparentemente intrascendentes, rozando las melodías happy que, inevitablemente, te contagia de optimismo. Alguien que lea esto podría pensar que Yo La Tengo ha decidido entrar por el aro de lo comercial. ¡Nada más lejos de la realidad! Es cierto que Fade es un disco menos arriesgado, pero apto para todos los públicos, especialmente los seguidores y admiradores de estos muchachos.
Comencemos a escucharlo y, nada más empezar, nos sueltan una descarga muy indie rock de más de seis minutos, llamada Ohm, en la que se condensan, de modo cansino, lo que muchas veces hemos escuchado en la década de los noventa (desde The Jesus and Mary Chain hasta la onda madchester incluida), pero no por eso menos interesante. A continuación un trago dulce de la mano de Is that enough, con un sonido verdaderamente americano pero acogedor, y Well you better que va entroncándose con algo que no les resulta desconocido, como es la música popular. De repente, aparece Paddle forward, quebrando en parte el ritmo marcado y presentándonos la faceta más cercana al lo-fi del trío. Sencillamente, magnífica.
En el ecuador del álbum, nos encontramos Stupid things que presenta a unos Yo La Tengo más ambientales y continua con I’ll be around, con una gran base de bajo en su desarrollo que destaca sobre lo demás. Cornelia and Jane, seguida de Two trains, van viajando sobre las sencillas aguas de un pop a la antigua usanza, delicado y elegante. Con The point of it seguimos con la búsqueda incesante del placer, alejándonos del dolor propio y ajeno, para terminar con la otra pieza inconmensurable del álbum, Before we run. No sólo por su duración, sino por la contundencia con la que acabamos escuchando un gran trabajo, que termina como empezó: dándote ganas de escucharlo de nuevo.
Tal y como se comenta en diferentes medios, Ira Kaplan y compañía nunca llegan a plantear dos actuaciones en directo iguales, porque siempre hay diferencias entre una y otra. En este disco no han innovado ni tampoco han explorado nuevas áreas musicales. ¿Para qué? No les hace falta. Eso no quita para asumir el riesgo de presentarte, años después, con algo nada atrevido...¿O si? Porque, a lo mejor, lo realmente atrevido para ellos ha sido no someterse a cambios. De todas formas, Fade es de esos trabajos que, aunque no vayan a marcar una época ni sean decisivos, formará parte de una historia y será escuchada.
Comencemos a escucharlo y, nada más empezar, nos sueltan una descarga muy indie rock de más de seis minutos, llamada Ohm, en la que se condensan, de modo cansino, lo que muchas veces hemos escuchado en la década de los noventa (desde The Jesus and Mary Chain hasta la onda madchester incluida), pero no por eso menos interesante. A continuación un trago dulce de la mano de Is that enough, con un sonido verdaderamente americano pero acogedor, y Well you better que va entroncándose con algo que no les resulta desconocido, como es la música popular. De repente, aparece Paddle forward, quebrando en parte el ritmo marcado y presentándonos la faceta más cercana al lo-fi del trío. Sencillamente, magnífica.
En el ecuador del álbum, nos encontramos Stupid things que presenta a unos Yo La Tengo más ambientales y continua con I’ll be around, con una gran base de bajo en su desarrollo que destaca sobre lo demás. Cornelia and Jane, seguida de Two trains, van viajando sobre las sencillas aguas de un pop a la antigua usanza, delicado y elegante. Con The point of it seguimos con la búsqueda incesante del placer, alejándonos del dolor propio y ajeno, para terminar con la otra pieza inconmensurable del álbum, Before we run. No sólo por su duración, sino por la contundencia con la que acabamos escuchando un gran trabajo, que termina como empezó: dándote ganas de escucharlo de nuevo.
Tal y como se comenta en diferentes medios, Ira Kaplan y compañía nunca llegan a plantear dos actuaciones en directo iguales, porque siempre hay diferencias entre una y otra. En este disco no han innovado ni tampoco han explorado nuevas áreas musicales. ¿Para qué? No les hace falta. Eso no quita para asumir el riesgo de presentarte, años después, con algo nada atrevido...¿O si? Porque, a lo mejor, lo realmente atrevido para ellos ha sido no someterse a cambios. De todas formas, Fade es de esos trabajos que, aunque no vayan a marcar una época ni sean decisivos, formará parte de una historia y será escuchada.
Más que bienvenidos. Imprescindibles.
ResponderEliminarMúsica para recordarnos que, a veces, hay que detenerse a escuchar.
ResponderEliminar