La máquina de The Beatles sigue en funcionamiento y, como si de la figura del Cid Campeador se tratase, hay que seguir paseando al muerto hasta que se caiga del caballo. No es para menos. La formación de Liverpool ha sido la más importante e influyente del mundo, tanto a nivel musical, estético, vital... Eso es así, te guste o no.
Y me parece bien. Así (lo mismo que yo estoy haciendo ahora mismo, a un nivel infinitamente más humilde) los ríos de tinta se siguen plasmando sobre el papel para comentar las aventuras y desventuras de una etapa musical breve, pero de una intensidad tal que abruma. Ese es el caso de la famosa revista Rolling Stone, que se encargará de repasar su trayectoria, o adentrarse definitivamente en ella, de la mano de una edición especial coleccionista de la misma de título The Beatles, la guía definitiva disco por disco. Un proyecto de magnitudes extraordinarias ya que, álbum tras álbum, los cuatro iconos del pop son retratados en detalle por textos escritos ya no sólo por personal de la redacción de la revista, sino también por aportes de músicos como Liam Gallagher (Oasis, Beady Eye), Joe Perry (Aerosmith), Stephen Malkmus (Pavement) y Wayne Coyne (The Flaming Lips), entre otros.
"Conocí a The Beatles en un concurso de talentos de la zona, en noviembre de 1959. Cuando empezaron, hacían lo que hacían todos los demás: cantar canciones de R&B y venderlas como parte de la Invasión Británica. Lo que realmente solidificó a los Beatles fue tocar ocho horas por día en Hamburgo", comenta el mítico Graham Nash, que de aquellas andaba con The Hollies y fue testigo de aquellos primeros pasitos inciertos, pero seguros, de los cuatro chavales John Lennon, Paul MacCartney, George Harrison y Ringo Starr. Para melómanos, proyecto de historiadores musicales, fanáticos del cuarteto, y amantes de la música en general, esta publicación creo que puede revelarles muchas cosas. Desde el seminal Please Please Me hasta el agónico Let It Be, pasando por las canciones que no fueron incluidas en ningún disco, la carrera de The Beatles se detalla tema a tema, con anécdotas y fotografías ilustrativas de ese momento. Si hay una fotografía con la que me quedo es con la de Abbey Road. Disco inconmensurable.
Lo bueno, a veces, no tiene por qué ser breve.
Y me parece bien. Así (lo mismo que yo estoy haciendo ahora mismo, a un nivel infinitamente más humilde) los ríos de tinta se siguen plasmando sobre el papel para comentar las aventuras y desventuras de una etapa musical breve, pero de una intensidad tal que abruma. Ese es el caso de la famosa revista Rolling Stone, que se encargará de repasar su trayectoria, o adentrarse definitivamente en ella, de la mano de una edición especial coleccionista de la misma de título The Beatles, la guía definitiva disco por disco. Un proyecto de magnitudes extraordinarias ya que, álbum tras álbum, los cuatro iconos del pop son retratados en detalle por textos escritos ya no sólo por personal de la redacción de la revista, sino también por aportes de músicos como Liam Gallagher (Oasis, Beady Eye), Joe Perry (Aerosmith), Stephen Malkmus (Pavement) y Wayne Coyne (The Flaming Lips), entre otros.
"Conocí a The Beatles en un concurso de talentos de la zona, en noviembre de 1959. Cuando empezaron, hacían lo que hacían todos los demás: cantar canciones de R&B y venderlas como parte de la Invasión Británica. Lo que realmente solidificó a los Beatles fue tocar ocho horas por día en Hamburgo", comenta el mítico Graham Nash, que de aquellas andaba con The Hollies y fue testigo de aquellos primeros pasitos inciertos, pero seguros, de los cuatro chavales John Lennon, Paul MacCartney, George Harrison y Ringo Starr. Para melómanos, proyecto de historiadores musicales, fanáticos del cuarteto, y amantes de la música en general, esta publicación creo que puede revelarles muchas cosas. Desde el seminal Please Please Me hasta el agónico Let It Be, pasando por las canciones que no fueron incluidas en ningún disco, la carrera de The Beatles se detalla tema a tema, con anécdotas y fotografías ilustrativas de ese momento. Si hay una fotografía con la que me quedo es con la de Abbey Road. Disco inconmensurable.
Lo bueno, a veces, no tiene por qué ser breve.
Comentarios
Publicar un comentario