Moriréis en Camboya es un disco lleno de esencias. Las piezas son de una factura delicadamente ruidosa, haciendo gala de un buen uso de los tempos esgrimidos a ritmo de softcore. Podemos descubrir estelas de Mogwai, barnices de Sigur Ros y, en algún momento, hasta algo de power pop suave al estilo Australian Blonde. Autumn Comets han hecho un disco homogéneo, sabedores de que tenían en sus manos la llave que los encumbrase. Y han sabido hacer malabares con las cortinas de ruido para hacernos un recorrido a lo largo de todo el disco y morir, pero de placer.
La apertura con This is for everything capta la atención del oyente, sin perdón alguno, a base de cambios de ritmo y robustez en las guitarras. En Fuck Birds, la voz de Julián Campesino se eleva a la par que se ilumina la melodía, para dar paso a la poderosa Baltimore. El magnífico comienzo in crescendo en velocidad, hace que la fuerza contenida en esta canción sea fácilmente transmisible a cualquier parte de tu cuerpo, ejemplo más que evidente de los arreglos épicos empleados en el disco. Plans hace una parada técnica en el camino. La música se oscurece y las voces emergen con angustia, de forma pausada, tranquila, hasta que a mitad de canción renace con fuerza tras el muro levantado por las guitarras.
De similar manera, aflora Eslovaquia. Es en temas como este en donde podemos vislumbrar ramalazos de grupos shoegaze que nos vienen a la memoria, donde dulcemente se va fluyendo hasta que entra en acción el violín que otorga viveza hacia el final. This is water es la pieza instrumental que hace de break para dar paso al que ha sido el primer sencillo del álbum, Snakes at 3:00 A.M. Tema enérgico, cuya factura recuerda a algunas bandas pertenecientes al sonido Madchester, pero muy efectiva con la inclusión de las palmas en la última parte que resultan un guiño hacia la cultura nacional de donde provienen estos chicos madrileños. Si hay una pieza en la que, para mi gusto, se acercan más al sonido metálico y melancólico de Mogwai es en When the seagulls follow a trawle, dispuesta a modo de dos partes conectadas por su hilo conductor que es la guitarra persistente. Con Santa Teresa se alcanza un verdadero climax de sonido mural que desemboca en The sea won't be calm for long, reposo del guerrero que, tras ser vapuleado por la sonoridad precedente, se sienta a disfrutar de su copa de licor a ver pasar por delante suya toda su vida. Con un final casi interminable, es inevitable que recuerden a Wilco.
En definitiva, tenemos delante un gran trabajo en el que se nota una gran labor, tanto en la composición como en la producción. Para muestra, el botón que te dejo aquí abajo, a ver qué os parece.
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