Escrito por: María Patrignani Cuerda
Sidonie es uno de esos grupos que
se crece en el escenario, se lo pasan bien haciendo lo que hacen y eso se nota.
Lo que se suponía que iba a ser el primer concierto acústico del ciclo La Espiral Acústica
en el Teatro Cajasol, terminó por ser una noche de lo más animada con todo el
público en pie y reparto de cervezas incluido.
Subieron poquito a poco al
escenario, y como si del Bolero de Ravel se tratase fueron uniendo instrumentos
y voces, como no podía ser de otra forma, a su Giraluna. El primero en aparecer fue Marc Ros, cantante
y líder del grupo, seguido de Jesús Senra, que unió la segunda voz y guitarra,
a continuación salió Axel Pi añadiendo el toque de batería y, por último, David
Tuya que sumó voz y guitarra para
finalizar esta original presentación del grupo.
Sin mediar palabra nos incitaron
a bailar hasta el cielo con Nuestro Baile del Viernes, para acto
seguido hablar de morsas en la
Torre Eiffel y taxis de papel con Alma de Goma,
la noche prometía un gran directo. Tras el pertinente saludo y bienvenida al
público, entonaron Bajo un Cielo Azul mezclando sus voces al
inicio a capela, y pidiendo al público esas palmas que envolvieron todo
el recinto. Continuaron el recital con Sylvia y La sombra y
los asistentes cada vez estaban más animados, lo que se notó en Tormenta
de verano, un tema muy al estilo de los Beatles que arrancó en su
estribillo palmas y coros.
El momento místico llegó con Sidonie
goes to Varanasi y el sitar en manos de Senra, para continuar
versionando a uno de los grandes, Bob Dylan y su Subterranean Homesick
Blues. Siguieron con el repaso a su discografía continuando con la
función como indicaban en Un Día Más en la Vida , tema en el que
todos coreamos los días de la semana y
como Marc nos vio animados nos instó a que nos pusiéramos en pie y dejásemos el
acústico para la próxima visita del grupo a la capital hispalense.
Y así lo hicimos, nos pusimos en
pie para corear al unísono Fascinado y ya que el acústico se
había convertido en algo más cercano, los componentes del grupo ofrecieron unas
cuantas cervecitas al público, porque estaban muy a gusto y querían brindar
antes de A mil años luz. Saludaron a algunos asistentes, como Tote King, al que
dedicaron El bosque y antes de los bises nos regalaron dos
versiones más: Get it on de Marc Bolan y Kids de
MGMT.
Dejaron para el final lo mejor,
tras las magníficas Costa Azul y El incendio, dos
grandes canciones para un grupo que se mostró cercano de principio a fin, se
mezclaron con el público para interpretar la última versión de la noche, esta
vez sí acústica, de All I have to do is dream, tributo a los
Everly Brothers que puso el broche final a un gran concierto.
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