Por María
Patrignani Cuerda
Tras un año sin pisar tierras sevillanas, Second colgó el
cartel de completo en Malandar como ya viene siendo costumbre para los
murcianos. Aunque era viernes comenzaron con Mañana es domingo,
seguida de la canción más onírica del grupo: Demasiado soñadores,
el público no dejó de saltar, bailar y
hacerle los coros a Sean Frutos, que desde el principio pisó el escenario con
gran entusiasmo.
Tras saludar a los asistentes, sonaron los temas Muérdeme
y Pequeñas cosas que sirvieron de preámbulo para que posteriormente
Sean se dedicase a hacer de Malandar un Rincón exquisito desde el
cual lanzó, junto al público, un mensaje al universo sin mostrar ni pizca de
agotamiento. La noche sólo acababa de comenzar y se notaba que había ganas de
Second, pero lo mejor es que ellos no estaban dispuestos a defraudar a nadie.
Y como si de una oración se tratase llegó El eterno
aspirante, en la que guitarras y letrista se convirtieron en
protagonistas, para dar paso a Psicopático, que comenzó con un
tranquilo ritmo de guitarra hasta que la batería rompió para que el público se
volviese loco diciendo adiós pero sin irse siguiendo las indicaciones del
vocalista que no paraba de saltar por todo el escenario.
Le tocaba el turno a las lentas, a esas que hablan de amor
pero como el que no quiere la cosa, de una manera muy sutil Buenos Aires
o Aquella fotografía hicieron que el público se tranquilizase
casi sin quererlo y disfrutase de la voz de Sean, que mostró aquellos registros
que lo caracterizan.
Pero se acercaba el culmen de la noche y como buen final de
fiesta era necesario hacer explotar Malandar, así que dejaron para este momento
que los asistentes se entregasen a los coros con Autodestructivos,
sin necesidad de “viajar al centro de la estrella polar, pero bailando esos
nuevos ritmos” a los que nos tienen acostumbrados. El punto final, como no
podía ser de otra manera, fue desear Más suerte a sus seguidores,
tan afortunados que pudieron disfrutar de unos cuantos temas más antes de
finalizar la velada.
Dejaron para los bises canciones como A las diez
o Watching the moon y se vivió uno de los momentos más emotivos
de la noche, en el que Sean se mezcló entre la gente para cantar y bailar Tu
alrededor y como el público estaba tan atento se pudieron
escuchar esos latidos que te invitan a olvidar y se vieron esas nubes que no
flotan, porque el momento fue mágico. Pero la noche tenía que terminar y lo
hizo a lo grande “sudando mientras aún queda un soplo de aliento” con Rodamos
porque es la promesa de que algún día volverán a Sevilla
para empezar de cero otra noche como esta.
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