Texto y fotografías: Gema Guerra Benito.
Tercera y última jornada del Festival Hispano luso. A pesar de ello, el cansancio apenas se hace notar un ápice ni en la organización ni en los asistentes abonados, que se empezaban a reunir a primera hora de la tarde. El encargado de abrir la tercera jornada fue el grupo cacereño “Hemingway Noise”, fuerza, carisma, una versión de “Maniac” de Flashdance y un aderezo para los invitados en forma de pelota gigante que no acabó sino con algún golpe fortuito en la cabeza de alguno.
“Francisco Nixon” le tomó el relevo en las tablas. Correcto y entregado, fue alternando protagonismo con su acompañante hasta que llegó un momento en el que apenas se distinguía quién era el verdadero conductor de la actuación.
“Christina Rosenvinge” encandiló en dulzura nada más comenzar al alabar los atributos de la ciudad cacereña. Hipnótica. Encantadora. El paradigma entre la belleza y la actitud. Ya sea detrás de un piano o de una guitarra embelesa la ternura de su voz y figura. Con un acompañamiento intachable deleitó a los que se había congregado para verla sólo a ella.
El turno del país vecino, “D3Ö”, el grupo radicado en Coimbra, encendió la atmósfera de una plaza aún obnubilada por su precedente. Rockeros de pura cepa, entregados hasta tal punto que el vocalista se arrojó literalmente al público para compartir con él a coro.
Segunda oportunidad para los portugueses, en este caso, “Murdering Tripping Blues” mantuvo la tónica anterior y cargó la plaza con melodías rasgadas y ácido e inconcluso rock. Oscuro y sórdido desgarro en directo.
Le pese a quién le pese, eran la promesa de la noche, “Sidonie” colgó un lleno ante su llegada. Lamentaron no haber visitado antes la ciudad y enaltecieron sus encantos. El grupo catalán concedió casi hora y media de desenvoltura, irreverencia y naturalidad. Momento mágico en el que una vez concluida su actuación. Se mezclaron e hicieron silenciar al aforo para regalar unos deleitantes minutos de acústico.
“The Poppers” fueron los encargados de poner punto y final al Festival. El grupo luso sedujo a los últimos reductos del recinto. Garage y rock and roll puro como cortesía de despedida.
Una propuesta más ambiciosa para esta edición en cuanto al cartel auguraba un éxito asegurado. El lleno de la Plaza de San Jorge lo corroboró a lo largo de los tres días. Lástima que para poder seguir disfrutando, tendremos que esperar a la próxima cita en el año que viene.
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