Ha pasado ya una década de su fallecimiento y es difícil olvidarse de él. Carlos Berlanga fue, con mucha diferencia, uno de los personajes realmente modernos que aquellos extintos años setenta nos presentó para revoltijo de entrañas de una industria musical anquilosada en los grandes clásicos nacionales.
Su carácter introvertido y su imagen tímida, interpretando mientras miraba siempre hacia abajo, sin querer cruzar mirada alguna con el público, chocaba con su atractivo. Era un hombre bien parecido físicamente y despertaba muchas empatías entre los miembros de aquella generación que fue creciendo mientras Berlanga ofrecía canciones, que era lo que realmente sabía hacer y muy bien, por cierto.
Trajo consigo la faceta más glam del punk, despertándonos de un aletargamiento sonoro dominado por los dinosaurios enclaustrados en los sesenta y descubriéndonos que hay vida más allá de nuestras fronteras. Con él llegó la modernidad.
Y no venía solo. Le acompañaba Nacho Canut, Alaska, Manolo Campoamor, El Zurdo, Enrique Sierra (R.I.P)...Comenzaba el mito. De Kaka de Luxe y su sonido irreverente y poco (o nada) profesional, pasó a sumergirnos en un mundo más elegante, preciso, incorporando los vientos y ritmos funkies cuyo máximo exponente fue “Bailando” con los Pegamoides. Ese fue otro efímero pero profundo sueño que ha quedado grabado en nuestra memoria histórica y no se va a ir de ahí.
Como profetas, en Dinarama ya nos hablaba treinta años antes de la “Crisis”, aunque yo personalmente prefería que me hablase de unas “Perlas Ensangrentadas”. Aún me emociono cuando escucho ese ritmo demoledor y las voces a dúo de Alaska y Carlos. Nos presentó al “Rey del Glam”, ¿qué más se puede pedir?
Ya era grande, pero lo fue aún más. Carlos siempre ha querido llegar más lejos aún, traer lo que nadie se había atrevido a traer antes e investigar en nuevas facciones de la música. Entonces fue cuando entró la sinfónica en las composiciones. Apareció, probablemente, mi disco favorito y con él toda una oda a “Isis” (canción poco conocida pero que me pone eléctrico), aunque el mérito se lo llevaron a partes iguales “¿Cómo pudiste hacerme esto a mi?” y el himno, que trascenderá a través del tiempo, “Ni tú ni Nadie”.
La historia siguió y apareció el otro himno generacional “¿A quién le importa?”, acompañado por “La Funcionaria Asesina” (suena a mal presagio hoy en día, verdad?)... pero, sin saberlo, la luz se estaba apagando.
Y como no hay nada mejor que una huída hacia adelante, el proyecto Dinarama fue abandonado para comenzar su carrera en solitario, y ahí nos encontramos al Carlos Berlanga más íntimo pero más cínico,más bello pero más desconocido. Pasó de estar bajo los focos a estar a un lado. Y creo que, en esta ocasión, “El Angel Exterminador” fue él mismo.
Si siguiera vivo, yo le seguiría rindiendo pleitesía, por supuesto, pero quizás ya hubiera hecho años desde que se hubiera convertido en un artista de culto, actuando en salas pequeñas y rodeado de sus fieles. Hasta en eso hubiera sido moderno.
Tu si que eras el Rey del Glam, y eso no lo podrás cambiar.
Cuando salió el LP "Deseo Carnal", en la radio (no recuerdo qué emosora) hicieron una entrevista a Carlos y a Alaska en la que , tras escuchar cada una de las canciones del disco, iban haciendo comentarios. Fue un programa maravilloso. Os he enviado por TwT un enlace que me enviaron el pasado 6 de Junio y que todavía no he podido ver. Esperemos que esté incluida esa entrevista del gran músico y poeta. Saludos. cb.
ResponderEliminarPS: el tuit: @carlosbaylin: Falsas Costumbres: "10 años sin Carlos Berlanga http://t.co/tLJqIP34 Recordamos sus mejores actuaciones y entrevistas en @rtve @radio3_rne"
Muchas gracias, Carlos, por esa magnífica aportación. Qué mejor manera de completar un homenaje a Carlos Berlanga que tener sus comentarios de viva voz, mientras seguimos disfrutando de su música.
ResponderEliminarBienvenido!!
Un abrazo!!
Qué bonita! Era el mejor :)
ResponderEliminarMuchas gracias, alwayscandy. Pienso lo mismo que tu: era el mejor.
ResponderEliminarMe gusta tu selección de temas elegidos. Creo que algún día deberíamos hacer un especial juntos sobre su obra.
Besos!