Es un auténtico gustazo encontrarse cosas que se salen de lo habitual. Anna Calvi es una brillante sorpresa que puede hacer sombra a cualquier magna diva del momento, y casi lo consigue en los British Awards de no ser por una indescriptiblemente mágica y poderosa Adele.
Pero no olvidemos de quién estamos hablando. Con ella se vuelve a la clásica formación rockera, cosa que se puede comprobar que no le falta, y desarrolla una forma de tocar su guitarra que la extrae de la ya habitual manera de interpretar de otras cantautoras. Ella, por contra, transgrede en el escenario con su imagen hermosa pero andrógina (se le puede ver ataviada con ropa de bailaor flamenco, aunque no pueda disimular sus curvas, portando unos tacones de infarto) mientras los dedos transmiten toda su fuerza a unas cuerdas que suenan como si quisieran imitar otros instrumentos. Desde luego, merece la pena detenerse a disfrutar de sus arpegios y punteos porque no son lo que parecen (o no parecen lo que son). Su Fender Telecaster tiene que estar contenta, aunque se ahogue entre tanto reverb.
Las referencias pueden ser múltiples y recurrentes pero... ¡qué maravillosas!: P J Harvey (siempre a sus pies), Patti Smith (la veteranía es un grado), Siouxie (con sus Banshees y tan sexy) y, si nos ponemos más contemporáneos, Joan Wasser (no nos cansaremos de hablar de ella).
Nos hallamos ante la arriesgada melodía y los registros vocales insurgentes de una criatura de treinta años con un "yo me lo guiso, yo me lo como" de factura increiblemente lasciva y delicada a la vez. El pasado año 2011 publicó su primer trabajo homónimo que comienza con un enigmático "Rider to the Sea" y encierra alegatos como "Desire" o "Blackout" que te hacen estar inquieto en tu asiento. Con todo esto que te he dicho, ¿no te entran ganas de conocerla?
Por si aún eres reticente, aquí te pongo este vídeo oficial... Y eso que es una versión de una canción en los estudios de la BBC. Imagínate cómo será sobre un escenario!
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