Siempre que vuelves a casa
me encuentras en la cocina
embadurnada de harina
con las manos en la masa
¿Alguien que no la sepa tararear? Pues es de Vainica Doble, el dúo formado por Carmen Santonja (hermana de la cocinera televisiva) y Elena Van Aerssen, un grupo en mi opinión injustamente desconocido.
La España de los 70 y 80 estaba preparada para tipos duros con la cara pintada que se meaban en el escenario, bravas punkies que afirmaban dedicarse a la prostitución, incipientes heavys encuerados y demás tribus, pero parece que no para unas melodías refinadas y letras exquisitas eso sí, interpretadas por dos mujeres con aspecto absolutamente normal. Y es que Vainica Doble no "pegaban" ni entre los hippies. Mi opinión es que hasta no hace mucho la música ha sido una afición orientada hacia y consumida por un público mayoritariamente masculino, pero bueno, ya me diréis la vuestra.
Algunas de sus letras son puras joyas, como la cara b de su primer single Un metro cuadrado, una canción especialmente chocante si se tiene en mente la obsesión inmobiliaria que nos ha poseído desde hace años. De vez en cuando la toca J Planeta en sus conciertos, pero no recomiendo su búsqueda en youtube. Las interpretaciones son bastante mejorables - en algunos casos hay errores de bulto a las guitarras-. Hizo una buena interpretación acústica en La Boca del Lobo de Madrid que quedó registrada en un programa de Diego Manrique, que compartiré gustoso si alguien la quiere.
Al escuchar sus discos uno tiene la sensación de que sus letras son diferentes, hasta que se percibe el por qué: ¡ no hablan de amor !. Dios mío, ¿por qué se siguen haciendo canciones de amor? ¿Es que nadie tiene otra cosa que decir? Vainica Doble sí. Tienen letras ecologistas (espectacular Doñana, del disco El eslabón perdido de 1.980), sobre la orientación sexual (El rey de la casa, del disco El tigre de Guadarrama, uno de los más completos), sobre las aspiraciones rockeras (Ser un Rolling Stone), la avaricia (El duelo, sobrecogedor relato del reparto de una herencia que hace estremecer por lo miserable y creíbles que resultan sus personajes), el misticismo hippie (La Vegetariana, impagable) y muchas sobre la infancia en sentido amplio: la educación, la maternidad, etc. En éstas se lucen
No se entrega a un niño al buitre
ni se fosiliza ante el pupitre
o en otra
La madre vela, la madre cuida
la madre besa la madre mima
La madre es buena, la madre es rica
se quita el sueño y se sacrifica
Abriga y arropa, da cobijo al hijo
hace rica sopa
Tanto cuidado tanto cariño
si es demasiado estropea al niño
Quien escribe recomienda una revisión de este fantástico grupo, infravalorado e ignorado de manera incomprensible.
El duelo
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