(Foto: abcdesevilla.es) |
El comienzo del concierto es un poco frío porque, aunque las masas están entregadas como siempre haga lo que haga el artista, las tres primeras canciones vocales son preciosas pero no potentes. Hasta que de debajo de la manga se saca "La Señorita Hermafrodita" (la cosa comienza a caldearse) y el himno "El Extranjero", donde una vez más Bunbury nos metió a todos en el bolsillo.
A partir de ahí, todo eran aciertos, pero debo destacar algunas auténticas joyas para este fan enfermizo y que volvería a escuchar repetidas veces sin cansarme, os lo aseguro. "Big-Bang", con ritmos aún más funkies de lo que nos tiene acostumbrados y con una factura increiblemente precisa; "Sí", donde puso a prueba la resistencia de nuestras cuerdas vocales para querer alcanzar algo parecido a lo que él hace (¡ilusos!); y el espectacular "El Hombre Delgado Que No Flaqueará Jamás", cuyo inicio fue el soporte para la presentación del grupo Los Santos Inocentes y significó la dosis de rock que llegó en el momento justo para deléite del público y mayor gloria de los dos guitarras en sus sendos solos. Para que lo disfrutéis os he dejado esta canción, aunque es la interpretación recogida en el "Gran Rex".
Fue un concierto cercano, en el sentido literal de la palabra, porque el escenario se situó en la zona media del recinto. Quizás motivado por el número de entradas vendidas pero, para todos los que anduvimos por allí, fue acertado puesto que estuvieras dónde estuvieras tenías buena visibilidad del escenario y de todos los integrantes del grupo. Y hay tres cosas importantísimas a destacar de todos los conciertos realizados por Bunbury: se rodea de unos músicos excepcionales que otorgan una calidez y delicadeza precisas a las composiciones musicales; la voz portentosa y perfectamente dirigida, como le viene en gana, cerrando el círculo de instrumentos sobre el escenario; y, por último, la propia presencia de Enrique Bunbury, auténtico animal de escenario, seductor, dominador de la situación, folklórico y señal de identidad de sí mismo.
Aún así tengo que destacar otra cosa que pude combrobar de nuevo en un concierto: ¡hay que ver los teléfonos móviles que gasta la gente! Contínuamente, se alzaban sobre nuestras cabezas artefactos que, a pantalla completa, hacían unas capturas de imágenes increíbles...Reconozco que me he quedado anticuado. Hubiera quedado estupendo incluir aquí una foto conmemorativa del concierto pero mis medios técnicos no me han permitido nada más que recurrir a imágenes de archivo.
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