Seis hombres con pintas y almas de roqueros, liderados al frente por todo un icono de altura, física y artística. Loquillo salió al escenario de la Sala Custom de Sevilla dispuesto a comerse el mundo montado en La nave de los locos.
Su presencia impone, no lo puede evitar. Desplegando esa chulería bien entendida de lenguaje gestual que sólo él sabe hacer tan bien, comienza a navegar con el tema que da título a su nuevo álbum, y ya tiene al entregado público a sus pies. Un público que había respondido haciendo que colgasen el cartel de "Sin Entradas", por lo que el éxito estaba más que asegurado.
Hombre de pocas palabras, como muy bien dijo en una de sus escasas intervenciones, no le gusta soltar discursos y "habló" como mejor sabe hacer, abriendo las puertas de esa nave De vez en cuando y para siempre, para enseñarnos que El mundo necesita hombres objeto e invitarnos a acercarnos al fuego de las Muñecas rusas. No podía faltar el impresionante homenaje a Johnny Cash y El hombre de negro que tanto viste al propio Loquillo, junto a esa sonrisa pícara que le es tan característica. Cuando antes nos decía que no hablaba habitualmente en los conciertos, nos animaba a ser políticamente incorrectos, con el poema Political incorrectness de Luis Alberto de Cuenca adaptado por el barcelonés en su álbum Su nombre era el de todas las mujeres que, como era lo normal, hizo levantar aún más los brazos de la gente que tiene muchas ganas de gritar en estos tiempos que corren.
Y qué mejor manera de romper las normas que encenderse un pitillo en el escenario para llevarnos a dar un paseo por El rompeolas. A los temas de su último disco hubo que sumar muchas, pero que muchas canciones que forman parte de la cronología vital de la mayor parte de los asistentes al concierto. Daros cuenta que desde 1980 este inefable e insigne rockero nos ha estado acompañando con Los Intocables, con Los Trogloditas o en solitario, acompañado en esta ocasión al escenario por Santi Comet en los teclados, Laurent Castagnet a la batería, Alfonso Alcalá en el bajo, y el trío de guitarras formado por Josu García, Igor Paskual y un inmenso Jaime Stinus ("la leyenda", como el propio Loquillo lo presentó). Todos ellos tenían una gran Rock and roll actitud, como debe ser, por mucho que el "loco" (como contínuamente el público coreaba entre canción y canción) se empeñe en tocar un Rock suave y decir que es Feo, fuerte y formal. La primera batida de temas culminó mostrándonos la Luna sobre Montjuic precedida de una tierna historia de amistad y complicidad con un extinto parque de atracciones de su juventud.
El ambiente estaba más que caldeado. A las gotas de condensación que caían del techo de la sala, se unió la inevitable subida en los niveles de testosterona provocada a ritmo de La mataré. Comenzaba aquí un viaje regresivo que sólo se vio alterado cuando la banda interpretó Contento, que fue el primer sencillo adelanto del disco que vinieron a presentar. Una vez más, el gran Loquillo nos demostró que consiguió el sueño que tuvo en 1981 de convertirse en una Rock and roll star, sin renegar de todo lo que trabajó siguiendo El ritmo del garaje. Y, como despedida, nada mejor que quedarnos "dormidos, borrachos en el Cadillac... bajo las palmeras luce solitario". "Y no estás tu, nena", pero nosotros si estuvimos allí.
Para que tengas algunas referencias más de lo que fue, aquí te dejo un enlace a la galería de fotografías.
Hombre de pocas palabras, como muy bien dijo en una de sus escasas intervenciones, no le gusta soltar discursos y "habló" como mejor sabe hacer, abriendo las puertas de esa nave De vez en cuando y para siempre, para enseñarnos que El mundo necesita hombres objeto e invitarnos a acercarnos al fuego de las Muñecas rusas. No podía faltar el impresionante homenaje a Johnny Cash y El hombre de negro que tanto viste al propio Loquillo, junto a esa sonrisa pícara que le es tan característica. Cuando antes nos decía que no hablaba habitualmente en los conciertos, nos animaba a ser políticamente incorrectos, con el poema Political incorrectness de Luis Alberto de Cuenca adaptado por el barcelonés en su álbum Su nombre era el de todas las mujeres que, como era lo normal, hizo levantar aún más los brazos de la gente que tiene muchas ganas de gritar en estos tiempos que corren.
Y qué mejor manera de romper las normas que encenderse un pitillo en el escenario para llevarnos a dar un paseo por El rompeolas. A los temas de su último disco hubo que sumar muchas, pero que muchas canciones que forman parte de la cronología vital de la mayor parte de los asistentes al concierto. Daros cuenta que desde 1980 este inefable e insigne rockero nos ha estado acompañando con Los Intocables, con Los Trogloditas o en solitario, acompañado en esta ocasión al escenario por Santi Comet en los teclados, Laurent Castagnet a la batería, Alfonso Alcalá en el bajo, y el trío de guitarras formado por Josu García, Igor Paskual y un inmenso Jaime Stinus ("la leyenda", como el propio Loquillo lo presentó). Todos ellos tenían una gran Rock and roll actitud, como debe ser, por mucho que el "loco" (como contínuamente el público coreaba entre canción y canción) se empeñe en tocar un Rock suave y decir que es Feo, fuerte y formal. La primera batida de temas culminó mostrándonos la Luna sobre Montjuic precedida de una tierna historia de amistad y complicidad con un extinto parque de atracciones de su juventud.
El ambiente estaba más que caldeado. A las gotas de condensación que caían del techo de la sala, se unió la inevitable subida en los niveles de testosterona provocada a ritmo de La mataré. Comenzaba aquí un viaje regresivo que sólo se vio alterado cuando la banda interpretó Contento, que fue el primer sencillo adelanto del disco que vinieron a presentar. Una vez más, el gran Loquillo nos demostró que consiguió el sueño que tuvo en 1981 de convertirse en una Rock and roll star, sin renegar de todo lo que trabajó siguiendo El ritmo del garaje. Y, como despedida, nada mejor que quedarnos "dormidos, borrachos en el Cadillac... bajo las palmeras luce solitario". "Y no estás tu, nena", pero nosotros si estuvimos allí.
Para que tengas algunas referencias más de lo que fue, aquí te dejo un enlace a la galería de fotografías.
¿dijo qué significa la camiseta de los celtics con el número 5?
ResponderEliminarNo comentó nada, pero forma parte de su ritual tener esa camiseta de los Celtics sobre el escenario por ser seguidor de ellos.
ResponderEliminarSi alguien tiene más información, estaremos encantados de conocerla.
Parece que aparte de ser fiel seguidor de los Celtics desde la época de Larry Bird (cuenta alguna anécdota graciosa al respecto), es el dorsal de K.Garnett, el jugador franquicia de los de Boston en los últimos años, y por lo que se ve, le resulta talismán al Loco(la camiseta). La lleva como mínimo desde 2010 en sus actuaciones.
ResponderEliminarUn saludo desde Granada!!
Muchas gracias por la información, Doctor Andrés. Es un lujo, como siempre, poder contar con tus conocimientos en este blog. Saludos!!
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