Han pasado seis años desde que Beth Orton publicara su última entrega pero, indiscutiblemente, ha merecido la pena tan larga espera para escuchar Sugaring Season, donde sigue desarrollando la búsqueda infructuosa de la felicidad que ha dotado siempre a sus canciones de tanto encanto.
Suele decirse que de la tranquilidad emocional no salen buenas canciones. Quizá podríamos imaginar que esa es la razón por la que Sugaring Season ha tardado tanto en llegar, pero lo importante no es el tiempo sino el resultado, y lo cierto es que este disco incluye algunas canciones que pueden situarse entre lo mejor de la carrera de la cantante inglesa. El single Something More Beautiful busca algo de luz, pero en su interior se mueven las hirientes e insistentes cuerdas que suenan de todo menos alegres. En Magpie hay una arenga sobre la mentira y sobre el silencio como alternativa para ella, mientras que Candles se abate sobre una lucha interior y no puede ser más amargo su desarrollo. Last Leaves of Autumn nos adentra en un paisaje más que introspectivo, crepuscular, muy típico de la estación otoñal a la que hace referencia.
Salvo un par de temas que se salen de estos cánones nostálgicos, el disco completo nos trae a una Beth Orton que dista mucho de aquella que conocimos y nos engatusó con el folk electrónico. Sin embargo, lo que sí dejan ver estas composiciones es que es una compositora más versátil de lo que aparenta que quizá debería haberse dejado llevar más, porque capacidad tiene y de sobra. Sugaring Season debería de convertirse en el ansiado retorno de una artista que, casi sin darse cuenta, hace seis años se convirtió en musa y fue seguida por innumerables personas, entre las que yo me incluyo. La belleza de sus melodías merecen una posición de honor en el cuadro de compositoras que viajan por caminos paralelos a los establecidos por el común de los mortales.
Suele decirse que de la tranquilidad emocional no salen buenas canciones. Quizá podríamos imaginar que esa es la razón por la que Sugaring Season ha tardado tanto en llegar, pero lo importante no es el tiempo sino el resultado, y lo cierto es que este disco incluye algunas canciones que pueden situarse entre lo mejor de la carrera de la cantante inglesa. El single Something More Beautiful busca algo de luz, pero en su interior se mueven las hirientes e insistentes cuerdas que suenan de todo menos alegres. En Magpie hay una arenga sobre la mentira y sobre el silencio como alternativa para ella, mientras que Candles se abate sobre una lucha interior y no puede ser más amargo su desarrollo. Last Leaves of Autumn nos adentra en un paisaje más que introspectivo, crepuscular, muy típico de la estación otoñal a la que hace referencia.
Salvo un par de temas que se salen de estos cánones nostálgicos, el disco completo nos trae a una Beth Orton que dista mucho de aquella que conocimos y nos engatusó con el folk electrónico. Sin embargo, lo que sí dejan ver estas composiciones es que es una compositora más versátil de lo que aparenta que quizá debería haberse dejado llevar más, porque capacidad tiene y de sobra. Sugaring Season debería de convertirse en el ansiado retorno de una artista que, casi sin darse cuenta, hace seis años se convirtió en musa y fue seguida por innumerables personas, entre las que yo me incluyo. La belleza de sus melodías merecen una posición de honor en el cuadro de compositoras que viajan por caminos paralelos a los establecidos por el común de los mortales.
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