Y llegó la tercera jornada del Festival PortAmérica, aunque no por eso la más débil. Los paisanos de Julieta Venegas, y traídos al evento por los madrileños Vetusta Morla, Zoé, aparecieron para hacer su primera presentación por el norte de España con "Reptilectric", cuarto trabajo de los mexicanos con el que han calado hondo en nuestro país aunque llevan muchos años batallando en el mundo de la música.
Hicieron gala de un rock atmosférico y elegante aunque, para mi gusto, con excesivo uso de los efectos siderales en las introducciones. Realizaron una actuación estándar, sin grandilocuencias, pero cubrieron con creces las expectativas que yo me había creado. Realmente, Zoé en directo suenan bien, aunque creo que podían haber sonado mejor y con más entidad. A León Larregui, el cantante, no se le entendía mucho y eso, si no te sabes las composiciones del grupo, hace un poco más difícil la comprensión instantánea.
El gran momento del rock & roll llegó al Festival. Era la primera vez que veía cómo los propios miembros de un grupo reconocido ponían a punto sus instrumentos. Con un "¡Qué comience el ritual!", Javi Vielba daba paso al comienzo del concierto de Corizonas, con una introducción muy The Doors empleando el theremin. Setentero a tope!
Pelos largos, cantante barbudo con camisa de flecos, chaquetilla de mangas estrechas, cerveza y pitillo en mano, sombrero vaquero, contrabajo... Todos los ingredientes que, tras la intro a "Hey, Hey, Hey" de su álbum "The News Today", fueron dando mucha caña a un público deseoso de bailar y brincar a ritmo del rock sureño que la unión de Los Coronas y Arizona Baby ofrecían con contínuas improvisaciones y arengas entre canción y canción por parte del cantante y Fernando Pardo, guitarra que hacía las veces de segundo maestro de ceremonias.
Durante casi hora y media pudimos disfrutar de un espectáculo clásico, pero necesario en estos días. Un puñado de rockeros haciendo "música viejuna", como ellos mismos decían, pero que hacían flipar al personal con alguna versión de Black Sabbath o la mismísima "Wish You Were Here" de Pink Floyd. Para un admirador acérrimo de Pink Floyd como yo, las versiones de sus temas están totalmente proscritas pero he de reconocer que, en esta ocasión, el ambiente creado permitía esta licencia y animó aún más al público, cosa que no le hacía mucha falta, la verdad, porque ya estaban animados desde hacía buen rato.
Con "I'm Alive", de su último EP "I Wanna Believe", Corizonas dió por terminado un magnífico recital.
A continuación, el pop-rock alternativo de Vetusta Morla apareció para delicia de los seguidores que se agolparon en masa frente al escenario. A un servidor, después de la dosis previa de rock, el concierto de los madrileños resultó algo flojo, pero reconozco que el sonido era compacto y los ingredientes musicales eran adecuados. Su segundo álbum "Mapas" ha respondido a la gran expectativa que generó el grupo tras el encumbrado primer trabajo "Un día en el mundo" y la respuesta del público ha sido increíble, allá donde pisan. Y aquí, no iba a ser menos.
Una vez más, se reconoció el enorme esfuerzo de la organización a la hora de apostar por la celebración de un Festival tan arriesgado, siendo el único en esta zona. Nos unimos a los coros de la gente mientras Vetusta Morla tendía la alfombra roja a modo de canciones y, con ellos, decimos adiós al primer Festival PortAmérica, augurándole una larga vida y apoyando desde nuestro blog esta iniciativa que tuvimos la oportunidad de presenciar, gracias a Esmerarte y muy especialmente a Cristina.
Esperemos vernos el año próximo.
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