Lindsey Buckingham: el guerrero número 100

"Fleetwood Mac puede existir sin él pero, si no está él, Fleetwood Mac no es lo mismo". Esta frase lapidaria no se la puedo atribuir a nadie (que yo sepa), aunque seguro que mucha gente piensa lo mismo que yo. En el número de enero de la revista Rolling Stone, aparece una lista con los 100 mejores guitarristas de la historia que ha sido realizada por artistas del gremio y cuál fue mi sorpresa, muy grata por cierto, al ver que en la posición final de esta lista estaba el señor Lindsey Buckingham. No está nada mal, pensé: aunque las listas son siempre muy partidarias y subjetivas, lo han calificado entre los cien primeros del mundo. ¡Impresionante!
Ahora viene la segunda parte. ¿Qué tiene de especial este guitarrista? Seguramente, muchas personas opinarán que no es un virtuoso de la guitarra porque no se pasea por el diapasón haciendo escalas dificilísimas y barrocas, y quizás tengan razón, pero no podrán negar que su técnica y práctica efectivas son un rato.
Por otra parte, cuando Lindsey entró a formar parte de Fleetwood Mac, desapareció el germen blues que había caracterizado el origen de la banda, donde Peter Green había puesto todo su buen hacer y después, en menor medida, Bob Weston junto a una Christine McVie que se convirtió en seña de identidad de la banda con su dulce y lánguida voz. No hay más que comparar la inmortal "Black Magic Woman" o las estribaciones del ambient en "Albatross" con la enérgica "Go Your Own Way" o la sensual "Gypsy". ¿Cuál era la diferencia? Pues que, en la mitad de los setenta, se incorpora a las filas de la formación un auténtico revolucionario y visionario que le da un vuelco al estilo musical de la banda, para otorgarle un sonido más comercial, si cabe. Una buena base de rock al estilo americano con tintes pop de fáciles estribillos.
Este hombre de rasgos marcados y frente despejada, con sus penetrantes ojos verdes, marcó un antes y un después en la historia de la música a nivel mundial. Todos comenzaron a conocer sus capacidades compositoras e instrumentales, llevando los arpegios a niveles casi imposibles y martilleando las cuerdas hasta hacerlas llorar. Con él aparecieron obras históricas como "Rumours" (podréis leer en muchos sitios que fue el album más vendido de la historia hasta que llegó Michael Jackson (RIP) con su increible "Thriller") o "Mirage", en plenitud de facultades de la mejor formación, a mi entender, de la banda.
Pero, si hay algo que es ineludible a destacar de Lindsey Buckingham, es su forma de tocar la guitarra eléctrica. Es la tecnica de fingerpicking llevada a su extremo, pasando de acariciar el metal con la suavidad de las yemas de los dedos a castigar severamente, pero con una precisión envidiable, las seis cuerdas de su Gibson Les Paul, su Tiberius de Rick Turner o su otra Gibson Chet Atkins, como podréis disfrutar en el siguiente video.
Realmente, es necesario que se compruebe el poder que despliega este músico en directo que, probablemente, no seamos capaces de evaluar en su complejidad en las interpretaciones de estudio y, por ese motivo, os invito a que asistáis a una interpretación que te pone la piel de gallina y te hace un nudo en la garganta. Hay muchos ejemplos pero, como este, pocos.

("Big Love": él a solas con su guitarra)